Capítulo 25

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Lucía:

Odio despertarme por las mañanas, es horrible tener que levantarte; pero no lo es tanto cuando has dormido abrazado a alguien.

Al ir abriendo los ojos me doy cuenta de que no estoy en mi habitación, ni siquiera en mi casa. 

De repente me acuerdo de que estoy en el hotel de Valencia con la Selección; y que hoy es el último día y por la noche nos volvemos a Barcelona.

Los recuerdos de anoche van volviendo a mi mente poco a poco. Después de cenar puede que se liara un poco bastante en la sala común. Ferrán no iba de coña cuando dijo que iba a montar una fiesta, hasta tuvieron que venir a echarnos la bronca varios técnicos de la Selección.

Al final se nos hizo tarde y nos fuimos cada uno a nuestra habitación; donde puede, no lo niego ni lo desmiento, que la diversión continuara para mi...

Me froto los ojos intentado despertarme del todo, y cuando me voy a incorporar noto un peso sobre mi abdomen. Al mirar veo un brazo. 

Respiro tranquila cuando veo que es Pablo, aunque eso me hace ponerme un poco nerviosa, pero por otros motivos. 

-Gavi- le muevo un poco para que se despierte- Gaviii

-Déjame dormir- masculla contra la almohada, ya que está dormido boca a bajo

-Gavi, que te levantes- repito, pero solo consigo que me abrace más fuerte por la cintura

-¿Qué hora es?- su voz grave de por las mañanas me gusta demasiado, mucho más de lo que me gustaría admitir

-Las ocho y media

-¿Ocho y media?- por fin abre los ojos y me mira como si esperara que estuviera de coña- ¿En un domingo? Estás loca si crees que me voy a levantar

-Te recuerdo que solo accedí a venir a este viaje si hacías las sesiones de fisioterapia- le recuerdo- Y ya te la saltaste ayer

-¿Pero tiene que ser a las ocho y media de la mañana de un domingo?- se vuelve a quejar 

-Sí, porque luego quieren que estés en el campo incluso antes que los jugadores así que tienes que espabilar o llegaremos tarde

-Te odio- murmura

-Anoche no decías lo mismo- bromeo y le dejo perplejo durante unos instantes, que aprovecho para levantarme de la cama

Cuando ya estoy entrando en el baño escucho su risa ronca, y algo se remueve en mi interior mandándome descargas por todo el cuerpo.

Me miro durante unos instantes en el espejo y me doy cuenta de que tengo una sonrisa tonta dibujada en la cara, y me obligo a borrarla de inmediato. Necesito lavarme la cara con urgencia y quitarme también el brillo de los ojos. Me recojo el pelo en una coleta, pero veo algo raro en el espejo. Me acerco más para ver mejor, y se me para el corazón cuando lo veo.

Tengo un chupetón en el cuello, justo debajo de la oreja.

Voy a matar a Pablo

No es una pequeña marca morada, no, si no que es una marca enorme y muy notable, y que me va a costar la vida tapar.

De verdad que yo le mato

-¡Gavira!- grito desde el baño

-¿Qué he hecho ahora?- pregunta desde la cama

-Tú solo ven- resoplo mientras me miro el cuello en el espejo

Escucho como se levanta de la cama y camina poco a poco hasta el baño

-¿Qué pasa?- pregunta apoyándose en el marco de la puerta y bostezando

-¿Que qué pasa?- me giro y le enseño la marca de debajo de mi oreja, a lo que responde con una risa- No tiene gracia, ninguna gracia

-Tiene mucha gracia

-Pues no va a tener tanta cuando lo tenga que tapar- le empujo apartándolo de mi camino para poder buscar mi maquillaje

Él se quita de mi camino y se queda apoyado en el marco de la puerta, mirándome a través del espejo, cosa que me pone aún más de los nervios

-Deja de mirarme- le pido

-¿Por qué?

-Porque me estresas

-Me gusta verte estresada, es extrañamente divertido- clavo mi mirada en la suya en el espejo

Nos miramos fijamente durante unos segundos, hasta que él frunce el ceño y se acerca al espejo apartándome un poco. Y de repente se empieza a reír


-¿Qué pasa?- pregunto 

-Que alguien también me dejó su marca- se gira hacia mi bajándose un poco el cuello de la camiseta

Y cuando lo veo me pongo roja, tiene un chupetón en la parte de abajo del cuello, algo más pequeño que el mío, pero lo tiene.

-Esto cada vez se pone mejor- se vuelve a reír

-¿Desde cuando te ríes tanto? ¿Desde cuando te gusta tanto reírte de mi?

-Desde que sé que si lo hago no me vas a odiar- vuelve a apoyarse en el marco de la puerta

-¿Y qué te dice que no lo haré?- me acerco a él con los ojos entrecerrados

-Esto me lo dice- señala el chupetón haciendo que yo me vuelvo a poner roja

Aparto la mirada para no ponerme más nerviosa, y vuelvo a escuchar su risa, pero decido no hacerle caso. Intento cubrir la piel de color morado, pero no parece estar funcionando, por más capas que ponga se sigue viendo el color

-No sé que hiciste, pero no voy a conseguir taparlo ni con todo el maquillaje del mundo- digo mientras intento cubrirlo con más corrector

-Da igual que se vea, te queda bien- bromea mirándome por el espejo

-Sí claro- ironizo- Y cuando me pregunten que quién me lo ha hecho digo que has sido tú, no te jode

Escucho como se ríe y vuelve a mirar la marca de su cuello

-Ven que te lo intento tapar- me acerco y él por lo menos colabora y deja que se lo intente tapar- Pásame el broncer

-¿El qué?- pregunta con una mueca 

-Los polvos marrones oscuros- Gavi asiente y mira en el neceser hasta encontrarlos- El tuyo es más fácil de tapar, aunque no se si va a quedar bien, porque tienes la piel más oscura

Sigo intentando igualar el color del maquillaje con el de su piel lo que me cuesta unos minutos. Por lo menos el morado del chupetón no se nota, solo tengo que perfeccionar el color. Tras unos momentos por fin queda bien, y no se nota que ahí había una marca de color morado

-Por lo menos he podido arreglar el tuyo- susurro guardando las brochas

-Si quieres me puedes hacer otro, por mi no hay ningún problema- bromea haciendo que yo me ponga roja

-Venga, a la habitación, que te toca la sesión de fisio- le doy un golpe en el hombro y él se va poco a poco hasta la cama

Me gusta ver como va avanzando en su recuperación, y va a su ritmo, no lo intenta forzar



Holaaa 

Es corto pero es que no es el único de hoy

Un paso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora