Capítulo 54

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Lucía:


Finales de Marzo


-No sabes lo feliz que me hace que me quiten la maldita escayola de una vez- resoplo mientras intento rascarme la pierna por dentro del yeso- Te juro que no la soporto ni un minuto más. Me la arrancaría ahora mismo si pudiese

-Amor, si la has soportado casi seis semanas, puedes esperar un poco más- Pablo se ríe mientras termina de recoger la ropa de la habitación

Seis semanas

Han pasado ya seis semanas del accidente, ni yo me lo creo.

Salí del hospital un par de días después de ingresar, cuando comprobaron que no tenía lesiones internas. Mis padres insistieron en que podían quedarse en Barcelona conmigo, o que yo podía ir a Madrid con ellos; pero Pablo insistió en que me quedara con él. Y aunque a mí me hubiera encantado estar con mis padres, no me quería mover de Barcelona. 

Y así estamos, he estado viviendo de ocupa en casa de mi novio desde hace casi seis semanas porque yo era incapaz de valerme por mi misma. Ahora ya soy algo más independiente, he aprendido a moverme a la pata coja o con las muletas, que por cierto las odio. Pero los primeros días, incluso primeras semanas, fueron horribles. No solo por el dolor de una pierna rota, varias costillas fracturadas, golpes en todo el cuerpo, brechas... que ya tenía lo suyo. Pero es que me sentía inútil, y como una carga para Pablo. Pero él me ha insistido mil veces que no lo soy, y al final me he ido adaptando a la situación.

En cuanto Jimena y Carlos se enteraron del accidente vinieron al hospital; e hicieron todos los trámites para trasladar de una vez la recuperación de Pablo al Barça. 

Así que estoy de baja en el trabajo y Pablo por las mañanas se va a entrenar/a la recuperación. Podría parecer que me aburro mucho, pero Izaro se pasa siempre que puede a visitarme, Pedri también suele venir, hablo con mis padres a todas horas, con mis amigas de la uni y el insti de vez en cuando... Además Pablo tiene todas las plataformas para ver series y puede que me haya visto más series en estas semanas que en toda mi vida.

Y hoy, por fin, me quitan la maldita escayola. La odio, de verdad, creo que es lo que peor llevo de todo. Es incómoda, da calor, pesa como un muerto, me pica la pierna y no me puedo rascar, ¿sigo? Porque podría seguir diciendo porque es lo peor, pero no tendría suficiente tiempo en mi vida para hacerlo.

-¿Te crees que ya hayan pasado seis semanas?- le preguntó a Pablo desde la cama

-No, la verdad- responde terminando de colgar su ropa- A veces me parece que fue ayer y otras veces me parece que fue hace una eternidad

-Me pasa lo mismo

Pablo se tumba en la cama apoyando su cabeza en mi pecho, aunque sin apoyar casi nada de peso en mí.

-Puedes apoyarte, no me haces daño- le repito por millonésima vez

-Prefiero no hacerlo- murmura

Hace un par de días que tuve una revisión en la que me dijeron que ya tenía las costillas bien. Que no puedo cargar mucho peso todavía ni hacer deportes muy fuertes, pero que ya puedo hacer vida normal. Pero tampoco es que pueda hacer nada de eso con la pierna rota; pero algo es algo, y cualquier avance en la recuperación que me lleve a recuperar mi vida normal me sirve.

-Te quiero- susurro peinando el flequillo de Pablo

-Te quiero

-¿Pero sabes lo que quiero más?- pregunto en broma

Un paso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora