Capítulo 26

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Lucía:

Por fin la hora de fisioterapia con Gavi se ha acabado, no es que no me gusten las horas de hacer los ejercicios, en realidad me lo paso muy bien; si no que tengo un hambre terrible. Y la hora se ha hecho eterna. Pero por fin, después de muchas quejas, diversos ejercicios, y de muchos intentos de distracción por parte de Gavi, por fin llega la hora del desayuno.

-Te libras de mi hasta mañana- le digo cuando terminamos el último ejercicio

-Pues le digo hasta mañana a Lucía mi fisio- le escucho decir, ya que estoy de espaldas, y de repente noto como me engancha por la cadera girándome y haciendo que me quede pegada a su pecho- Y le digo buenos días a Lucía mi chica

Antes de que diga algo noto que sus labios ya están sobre los míos. Disfruto de la sensación de nuestras bocas pegadas, de su mano subiendo y bajando por mis costillas de forma lenta. No puedo evitar poner mi mano en su cabeza y agarro su pelo entre mis dedos tirando suavemente de él. 

Noto como Gavi aumenta la intensidad del beso, y mira que me gustaría seguir por ese camino, pero sé que no es lo que deberíamos hacer.

-Gavi...- susurro despegando un poco nuestros labios, pero él vuelve a cerrar ese espacio- Pablo...

-Me gusta que me llames Pablo- se detiene unos segundos, pero me vuelve a besar

-Pablo, para- me despego completamente de su boca

-¿Qué pasa?

-Que no deberíamos- él me mira preocupado- Me refiero a que esto es lo que nos llevó a esto- digo señalando mi cuello y el suyo

-No me importaría que me hicieras otro- bromea

Yo simplemente le empujo y pongo los ojos en blanco

-En cinco minutos bajamos a desayunar, date prisa

Me vuelvo a meter al baño, necesito retocarme el maquillaje. Me pongo un poco más de corrector, e intento igualar el tono del maquillaje con mi piel, pero se sigue notando un poco. Resoplo por la frustración y ya no sé lo que hacer. 

-¿Y ahora que hago yo?- murmuro para mi misma- Me puedo poner una bufanda... mierda no tengo ninguna- pienso durante unos segundos- Ya está, no bajo a desayunar

-¿Y qué vas a hacer el resto del día?- la voz de Gavi interrumpe mis pensamientos

-Tú te callas que todo esto es tu culpa- le asesino con la mirada y se me ocurre como terminar de tapar el chupetón- Necesito una sudadera

Salgo del baño empujando a Gavi por el camino, y busco en mi maleta una sudadera, menos mal que a última hora metí una básica negra de Nike.

Me la pongo y vuelvo al espejo del baño, mientras Gavi me observa como si no entendiera nada. Me miro en el espejo y me coloco la capucha y el pelo, justo para que no se vea nada de la marca.

-Estoy ridícula con la capucha- me quejo saliendo de la habitación

-Eres como un troll gracioso- miro mal a Gavi y él se empieza a reír

-No te golpeo porque estás lisiado y me parece poco ético- le amenazo- pero como hagas una sola broma sobre esto hoy, te llevas una hostia, tenlo claro

-Sí señora- levanta el brazo que tiene libre como si estuviera haciendo un saludo militar

-Venga, que tengo hambre- le digo cuando llega el ascensor

Bajamos al comedor, donde ya están todos desayunando; y cojo una bandeja para Gavi y para mi, ya que él no puede coger su comida. Vamos avanzando por el buffet y voy cogiendo lo que Gavi me dice, y alguna cosa para mi.

Un paso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora