Capítulo 38

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Lucía:

-¿Por qué no te vienes mañana por la tarde a mi casa?- me propone Izaro a través de la pantalla- Podemos cenar y ver alguna peli o algo; estos días entre mi trabajo y el tuyo nos nos hemos visto casi nada desde antes de navidades 

-Ya, se me había acumulado todo el trabajo- río- Pero mañana por la tarde me viene bien

-Pues perfecto, nos vemos mañana- se despide 

-Hasta mañana- me despido 


Cuando cuelgo la llamada me voy directamente a la ducha mientras mi cena se termina de calentar. He aprovechado el rato mientras colocaba la compra para hablar con Izaro. 

La última semana ha sido bastante locura para las dos. Ella ha estado con bastantes campañas para varias marcas y yo no he parado en la clínica. No solo he tenido todo lo de Pablo, si no que he tenido que hacer hueco para un par de pacientes más porque uno de los fisios se ha puesto bastante malo y Jimena y Carlos tenían un congreso en Madrid y no podían cubrirlo a él. Así que he estado llegando bastante tarde a casa estos días, y por fin hoy me ha dado tiempo de ir a hacer la compra porque tenía la nevera vacía.

También me he pasado toda la semana cuadrando horarios porque en tres días nos vamos a Madrid. Al final he decidido ir a visitar a mis padres el mismo fin de semana en el que Pablo tiene el evento, y así vamos los dos juntos. Nos vamos sábado 20 por la mañana, porque Pablo tiene el evento por la tarde, y volvemos el lunes 22. 

Todavía estoy nerviosa porque el domingo vamos a pasar la mañana y vamos a comer con mis padres, los dos, Pablo y yo. Y aunque ellos saben que soy su fisio, no les he contado que estamos saliendo y me estresa un poco porque aunque sé le van a adorar, mi padre le va a fijarse hasta en el más mínimo detalla sobre él.

Cuando salgo de ducharme cojo la cena y aprovecho para llamar a mi madre porque sé que mi padre está de viaje hasta mañana por la mañana. Hablo con ella, que está muy emocionada por que vaya a visitarles, y le cuento que voy con Pablo, y antes de que le diga nada propone que venga a comer con nosotros el domingo, lo que claramente acepto. Cuando colgamos la llamada no tardo mucho en irme a la cama, y me duermo en cuanto toco la almohada de lo agotada que estoy.


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-Que no puedo- insiste Pablo ya empezando a frustrarse

-Venga, que sí. Solo un paso más- repito por millonésima vez

Pablo resopla pero vuelve a intentar levantarse y avanzar algunos pasos sin ninguna de las muletas. Pone varias muecas, pero consigue andar algún paso más que la última vez

-¿Ves como si podías?- le pregunto y él sonríe orgulloso

-Vale, tenías razón- me dice- Pero por favor, dime que por hoy ya hemos terminado

-Tienes suerte, porque justo es la hora- miro el reloj y escucho como suspira aliviado y cojea hasta la silla de nuevo

Estos días, desde que su representante nos avisó del evento en Madrid, hemos estado trabajando un poco en que pueda mantener el equilibrio y pueda avanzar unos pasos sin las muletas. Pero aún así de normal sigue usando una muleta, y aún le queda un tiempo para poder volver a andar con normalidad, pero un avance es un avance.

Un paso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora