Lucía:
-¿Te puedes dar prisa?- le grito a Gavi que sigue buscando cosas- Van a venir a por nosotros y no vamos a estar listos
Esa mañana nos hemos despertado en la cama de Pablo, nos dormimos anoche viendo la peli, y no nos hemos despertado hasta hace un rato. Se nos había hecho tarde, tenía una alarma programada en mi móvil, pero estaba en la otra habitación y no la hemos escuchado, así que nos hemos levantado con muy poco tiempo de margen.
Tampoco me he quejado demasiado porque no podría haber dormido mejor. Quien diría que dormir sobre otra persona era tan cómodo.
Cuando me he despertado sabía que tenía que moverme de la cama y que si no despertaba a Gavi se nos iba a hacer tarde, pero estaba demasiado a gusto. Durante la noche de alguna forma he rodado y he quedado encima de él, y Pablo me ha abrazado con los dos brazos mientras apoyaba su cabeza en la mía.
-Ya estoy pesada- le veo aparecer por el pasillo, pero va sin ninguna de las muletas, ni siquiera una de ellas
-¿No se te olvida algo?- pongo los brazos en jarras y por un momento me siento como si fuera mi madre
-Déjame pensar un momento- se apoya con la cadera en la isla de la cocina y hace como si tuviera una lista en la cabeza- Las pastillas sí, los auriculares sí, las tarjetas sí, el cargador... Eso es lo que se me olvida. Ah, no, sí que lo he metido
-¿Estás de coña?- pregunto acercándome a él- ¿Dónde están las muletas?
-Ah... eso era- se ríe como si no hubiera sabido a lo que me refería desde el principio
Dios, a veces me saca de quicio este hombre. Pero por alguna razón no me puedo enfadar con él y casi hace que me ría; pero me obligo a mi misma a poner cara seria.
-¿Dónde están?- vuelvo a preguntar haciéndome la enfadada
-Una está ahí atrás- señala detrás de la isla, y la veo apoyada en la encimera- Y la otra... no tengo ni idea sinceramente. Lo más probable es que esté en mi habitación. No, espera, está en la sala del billar
-Eres un desastre...- pongo los ojos en blanco- Por cierto, vas a llevarte las dos, para tu información
-Pero si solo necesito una- se queja
-¿Crees que me importa?- me acerco a él aún más, esta vez quedando casi pegada a su pecho- Yo te digo que vas a llevarte las dos, y adivina quien es tu fisio, yo- veo como rueda los ojos, pero una sonrisa se escapa de sus labios- Así que me haces caso y te aguantas
-Cuánta amabilidad, ¿no?- ironiza
-Me vas a hacer caso, te guste o no- le amenazo con el dedo, y esta vez sí que quedo pegada a su cuerpo
Tengo que levantar un poco la cabeza, ya que es más alto que yo, y al mirarle nuestros ojos se encuentran. Normalmente no me gusta el contacto visual, me pone muy nerviosa y siempre aparto la mirada al poco tiempo. Pero con él no, no soy capaz de apartar la mirada. Hay algo magnético en sus ojos, algo que hace que mis latidos se aceleren y que me cueste respirar. No tienen nada especial, nada que a primera vista llame la atención; pero hay algo que... No lo sé, son simplemente bonitos, y cautivadores.
Algo se remueve en mi estómago cuando su mirada baja a mis labios durante unos instantes, y luego humedece los suyos. No puedo evitar bajar mi mirada hacia su boca, es algo que me sale solo y se me entrecorta la respiración cuando noto su mano en mi nuca.
No me da tiempo a procesar la sensación de sus dedos ahí, cuando sus labios se estampan contra los míos. Son suaves, y delicados. Me besa de forma rápida, pero suave a la vez; las mariposas revolotean por todo mi cuerpo. Nunca he sentido algo así, mi cuerpo nunca ha reaccionado de esta manera.
Ladea su cabeza para profundizar el beso y yo le dejo, así que también mueve sus manos para sujetarme la mandíbula, pero sin dejar de acariciar mi nuca con las yemas de mis dedos.
No puedo evitarlo y mi mano acaba en su nuca con los dedos enterrados en su pelo, lo que hace que suelte una bocanada de aire contra mis labios y aumente la presión sobre mi boca y aprovecho para colar mi lengua en la suya.
Cuando está aumentando aún más la fuerza de su boca sobre la mía escuchamos el timbre, alto y claro; lo que nos obliga a separarnos. Durante unos instantes sigo pegada a su pecho mientras nos miramos a los ojos, pero me empiezo a poner nerviosa y no sé lo que hacer.
-Voy a por mi maleta y tu muleta, coge tus cosas- murmuro a toda velocidad
No sé como consigo que mis cuerdas vocales funcionen, pero lo hacen; y a pesar de en el fondo no querer y sentir que no puedo, consigo girarme y me voy lo más rápido que puedo.
No le miro en ningún momento porque estoy hecha un lío. El corazón me va a mil por hora y tengo la respiración completamente agitada.
Mierda, mierda, mierda
¿Qué acaba de pasar?
¿Qué coño ha pasado y por qué me ha gustado tanto?
Voy a recoger su muleta mientras intento serenarme un poco, pero no sirve de nada, todavía siento sus labios sobre los míos, el cosquilleo de sus dedos en mi piel.... Por lo menos su muleta está donde me había dicho y no tengo ningún problema a la hora de encontrarla. No sé ni donde tengo la cabeza... bueno, sí que lo sé, la tengo en el beso.
Antes de volver al salón me quedo unos instantes quieta en el pasillo, necesito respirar y parecer lo más serena posible.
¿Cómo he dejado que esto pasara?
Cuando por fin me tranquilizo un poco más puedo oír la voz de alguien en el salón, supongo que es el conductor del taxi. Eso me hace pensar en el vuelo que me espera junto a Gavi, y vuelvo a ponerme nerviosa. Por lo menos no vamos a ir los dos solos, menos mal que vamos con los jugadores de la selección y que el vuelo solo dura una hora.
¿Qué puede salir mal?
Holaaa
Aquí el segundo capítulo de hoy, sé q también es muy corto, pero espero q os haya gustado.
Q creéis/ queréis q pase en el viaje a Valencia?
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Un paso más
FanfictionGavi acaba de sufrir una lesión terrible en un parón de selecciones, y tras la operación necesita fisioterapia. Lucía es una fisioterapeuta de 21 años, a la cual le ofrecen un trabajo con un deportista al que acaban de operar. La recuperación de Ga...