Capítulo 52

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Gavi:


-Pablo- la voz de mi padre hace que levante la mirada del suelo- ¿Y Lucía?

-Se la han llevado hace un rato para hacerle más pruebas- contesto sin mirarle, llevo en la misma postura desde que he salido de la habitación

-¿Qué tal está?- siento que se sienta a mi lado en las sillas del pasillo

-Mal- mi voz se rompe con tan solo una palabra- Papá está mal y es mi culpa

-Pablo no lo es- dice en un tono tranquilo

-Sí lo es, si no le hubiera dicho que viniera a casa... Si no se lo hubiera dicho... ella...

No puedo hablar, el corazón se me encoge como si alguien me lo estuviera apretando. Llevo sin llorar un rato pero no lo puedo controlar más. Quiero ser fuerte pero no lo puedo ser. Me siento como un niño de cinco años, indefenso, sin poder controlar nada de lo que pasa a mi alrededor.

-Papá no quiero que le pase nada- digo en un sollozo- No sé que voy a hacer si le pasa algo

-Pablo no le va a pasar nada- miro a mi padre buscando consuelo en sus ojos, y aunque lo intenta disimular sé que también está preocupado- Y no es culpa tuya. Nada de esto lo es

No digo nada, y mi padre no insiste en hablar conmigo.

Los minutos pasan y pasan, pero Lucía no vuelve y nadie nos dice nada. Siento que a cada minuto que pasa me hago más pequeño en mi asiento y me cuesta más respirar, como si alguien me robara el aire. Es casi como si las paredes del pasillo me aplastaran.

Después de un rato soy incapaz de aguantar más en mi silla y me levanto de forma impulsiva. Mi padre me mira preocupado mientras doy vueltas por el pasillos. Sé que así no voy a acelerar nada, y que no voy arreglar lo que ha pasado; pero no me puedo quedar ni un segundo más sentado. 

Tras recorrer el mismo tramo por lo menos quince veces cojo mi móvil y llamo a Pedri de forma automática. Pero él no contesta. Pruebo varias veces, pero nada, ninguna llamada da resultado.

Al final desisto y antes de guardar el móvil me doy cuenta que hay una persona a la que debería avisar. Busco su número y mientras suena rezo un poco para que ella tampoco conteste. No quiero tener que contarle lo del accidente. Pero tras unos segundos escucho como descuelga

-Hola Gavi, ¿qué pasa?- me pregunta 

-Yo... Izaro lo siento- es lo único que consigo decir de primeras- Lucía está en el hospital, ha tenido un accidente

-¿Qué?- me pregunta con una clara angustia en la voz

-Lo siento...- repito intentando contener las lágrimas- Está grave, no me han dicho casi nada, pero sé que está grave

-No es verdad- murmura

No digo nada porque siento que me falta el aire, y ella tampoco añade nada más

-Gavi, ¿qué pasa?- pregunta una nueva voz

-¿Pedri?

-Sí, soy yo, estoy con Izaro, ¿qué ha pasado?

-Lucía- se me rompe la voz con solo pronunciar su nombre- Ha tenido un accidente con el coche

-Dios... ¿está bien?

-No- noto como las lágrimas vuelven a salir de mis ojos sin poder controlarlo- No sé mucho, pero me han dicho que está grave. Tiene que hacerle muchas pruebas, yo ya ni me acuerdo de cuales eran, eran muchas, yo...

Un paso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora