Capítulo 24

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Lucía:

-¿También te marchas?- le pregunto a Pablo cuando veo que coge su chaqueta

-Claro, me voy al entrenamiento con los chicos- me responde

-Es verdad, ni lo había pensado- murmuro saliendo de la habitación y yendo hacia el ascensor

-¿Te han gustado las flores?- me pregunta entrando detrás de mí

-Sí, eran preciosas- respondo y noto como me pongo un poco roja- ¿Cuándo las has comprado?

-Puede que me haya levantado a las ocho de la mañana para ir a comprarlas, y puede que haya tenido que sobornar a Pedri para que me llevara

-¿Solo para regalarme las flores?

-Claro- se encoge de hombros como si fuera lo más normal del mundo- Es tú cumpleaños, era lo mínimo que podía hacer

-Gavi...- me paso las manos un poco avergonzada- No tenías que hacerlo

-Pero quería- responde, este hombre no tiene solución

No sé lo que decir así que simplemente me acerco a él y le dejo un beso en los labios, pero me separo rápidamente porque justo se abren las puertas del ascensor. Escucho una suave risa por parte de Pablo mientras salgo a la recepción, cosa que él hace un par de segundos después.

-Por fin- dice Izaro viniendo hacia nosotros y me sujeta la mano mientras habla con Pablo- Te la voy a robar todo el día, espero que no te importe

-Te la dejo el tiempo que quieras- él sigue su broma

-Perfecto, puede que no te la devuelva- Izaro se encoge de hombros y empieza a tirar de mi- Adiós chicos

-Adiós- me despido girándome un poco antes de que Izaro me arrastre fuera del hotel

-Hasta luego- grita Pablo entre risas


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-Gracias- dice Izaro cuando el camarero nos trae nuestros platos- Me estaba muriendo de hambre, te lo juro

-Y yo, no te lo niego

Después de haber estado dando vueltas toda la mañana por Valencia por fin nos hemos sentado a comer, porque ninguna de las dos podía más con el hambre. 

Izaro le había preguntado a su amiga, la que vive aquí y con la que se está quedando este finde, por un buen restaurante para comer paella, así que nos hemos fiado de su criterio; y menos mal, porque la paella está de muerte.

-Creo que es la mejor paella que he probado en mi vida- murmura mi amiga nada más probarla

-Es increíble lo buena que está- concuerdo yo

-Bueno, ahora que nos hemos sentado, es hora de cotillear como buenas marujas que somos las dos- se frota las manos como si estuviera tramando algo y eso hace que me entre la risa

-¿De qué quieres hablar?- pregunto porque sé perfectamente que ya lo tiene pensado

-De como te mira Gavi

-No sé a que te refieres- murmuro poniéndome un poco nerviosa

No quiero ocultarle nada a Izaro, pero es que tampoco me quiero hacer demasiadas ilusiones con Gavi; así que decido no decir nada antes de tiempo por si acaso.

-Claro que lo sabes- exclama- Es imposible que no te hayas dado cuenta, estaba embobado mirándote, tanto cuando habéis salido de desayunar como cuando habéis bajado para marcharnos.

Un paso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora