Capítulo 21

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Lucía:

El viaje al aeropuerto se puede decir que ha sido algo incómodo. Bueno, para qué mentirnos, ha sido muy incómodo. Lo más incómodo de mi vida.

Yo iba sentada delante con el conductor, y Gavi en diagonal a mi en el asiento trasero. El pobre hombre que conducía ha intentado sacar tema de conversación durante los primeros cinco minutos de trayecto; pero luego ha desistido, y lo entiendo, ninguno de los dos colaborábamos demasiado a continuar la conversación. Gavi y yo íbamos cada uno en nuestro mundo, pero yo notaba cuando de repente se quedaba mirándome durante unos segundos y luego apartaba la vista. En resumen, ha sido una situación increíblemente incómoda.

Ahora mismo estamos esperando a embarcar en el avión. Nos han dejado una zona en el aeropuerto solo para la Selección, para más privacidad. Aunque ya al bajarnos del taxi y entrar al aeropuerto bastante gente se nos ha quedado mirando, pero tan solo un par de personas se nos han acercado a Pablo y a mi. Yo he intentado pasar un poco desapercibida, no quiero que la gente empiece a inventar cosas, así que caminaba unos pasos por delante de él hasta que hemos entrado en la zona reservada. 

Me siento en los asientos más alejados en la terminal y consigo quedarme sola durante unos minutos, ya que Gavi está con sus compañeros; aunque no sé si es peor que esté lejos a tenerle cerca.

Estoy intentado redactar unos informes, pero mi cabeza se va directamente al beso con cierta persona. Y mira que lo intento evitar, pero no puedo, es imposible. Siento sus labios sobre los míos, la suavidad del beso y la forma en la que me miraba antes y después de besarme, como si estuviera hipnotizado.

Cada pocos segundos me encuentro mirándole de reojo mientras se ríe con Ferrán, ¿cómo puede estar tan tranquilo después de lo que ha pasado? ¿Cómo puede estar así de tranquilo cuando mi corazón todavía está acelerado?

En cuanto nos avisan de que ya podemos embarcar soy la primera en entrar, y lo hago a toda velocidad. Me cojo uno de los asientos más alejados y rezo para que Pablo no se siente conmigo, necesito poder despejar mi mente al menos un rato o no voy a conseguir terminar los informes; bueno, o no voy a conseguir hacer nada.

Pero la suerte no está hoy de mi parte, y a los pocos segundos de sentarme yo, alguien se sienta a mi lado, y es justamente la persona con la que menos quiero estar en este momento.

-¿Te importa que me siente?- me pregunta antes de sentarse a lo que yo niego con la cabeza

No decimos nada más. El silencio entre los dos es incómodo, odio que lo sea, pero lo es. No quiero que nuestra relación se haya jodido por un beso porque no me lo perdonaría en la vida.

Ya han subido todos lo jugadores al avión y después de un rato, justo cuando me voy a poner los auriculares para evadirme del mundo, noto como el avión empieza a moverse para despegar.

Nunca me ha gustado montar en avión, pero despegar es el peor momento para mi. Cuando empiezo a notar las sacudidas me tenso por completo y Pablo se da cuenta porque me mira preocupado. 

Cierro los ojos y apoyo los brazos en el reposabrazos apretado los puños. Noto como Pablo apoya su mano sobre mi puño y me acaricia la mano con suavidad. A pesar de mi miedo, el sentimiento que él me provoca es mayor y se sobrepone. 

Con las caricias de Pablo en mi mano consigue que relaje los dedos, y cuando dejo de apretar el puño él entrelaza sus dedos con los míos en un intento de tranquilizarme. 

Me paso todo el despegue con los ojos cerrados y apretando la mano de Gavi intentando pensar en otra cosa que no sea el hecho de que estamos en una lata de metal gigante que se puede estrellar en cualquier momento.

Un paso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora