Capítulo 46

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Lucía:


Llevo dos días intentando sonsacarle a Pablo la sorpresa que tiene planeada, pero todos mis intentos han sido inútiles, no he conseguido que me diga nada. He podido intuir que es algo por San Valentín, que es en un par de días; pero nada más, y ni siquiera sé eso seguro. 

-Pablo dímelo, por favor- le vuelvo a pedir 

-Lucía, ya te he dicho que no te voy a decir nada

Pablo se ríe cuando yo suspiro cansada de preguntar. Odio no saberlo todo, me estresa no saber lo que ha planeado.

-Venga, por favor, aunque sea solo un detalle- le suplico siguiéndole por la cocina mientras prepara la cena

-Que no- repite

-Por faaa

-Te voy a decir lo mismo que te llevo diciendo dos días, porque no quiero que te hagas ilusiones de más: es una cita para compensar todo este tiempo perdido

-Pero me tienes que decir lo que es para saber que ponerme- argumento intentando convencerle

-Como que no cuela- dice intentando ocultar una risa- Todo a su tiempo, ya lo sabrás cuando lo tengas que saber

-Te odio- mascullo

-Eso no te lo crees ni tú- se ríe abiertamente y yo me cruzo de brazos

-Isi ni ti li criis ni ti- repito molesta lo que ha dicho ante su negativa a decirme nada

-Venga, la cena ya está- me tiende un plato que huele demasiado bien para haberlo cocinado él

-¿Desde cuándo cocinas bien?- le pregunto sorprendida

-Es de los pocos platos que mi abuela ha conseguido que aprenda a hacer- admite y yo sonrío- Soy un negado para la cocina

-Pero aún así te quiero- le digo sin pensarlo mucho

-No sabes lo mucho que me gusta que lo digas- Pablo rodea la isla de la cocina solo para besarme- Yo también te quiero

-¿Me vas a decir la sorpresa?- intento aprovechar el momento pero solo consigo que Pablo se ría

-Venga, te dejo elegir la peli- dice entre risas



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San Valentín

Nunca le he prestado atención a este día, porque no tenía ningún motivo para hacerlo. Siempre he sido romántica y me han gustado estas cosas, pero las oportunidades nunca se presentaron en este día para mí.

Pero este año es diferente y es inmediatamente obvio para mi cuando me despierto y Pablo está durmiendo a mi lado.

Anoche nos volvimos a olvidar de cerrar las cortinas de su cuarto y la luz ya ilumina la habitación entera. 

Mientras me voy despertando poco a poco observo la habitación de Pablo. Me gusta mucho, porque a pesar de ser austera y simple a primera vista, en cuanto te fijas un poco te das cuenta que es todo lo contrario. 

En cada rincón tiene un recuerdo, una foto, un trofeo, algo importante para él... Me fijo en las fotos con su familia, con sus amigos de Sevilla, con los del Barça, las de cuando era pequeño. No puedo evitar sonreír cuando veo el muñequito que le regalé por Navidad puesto en un estante junto a varios trofeos y medallas. Mi corazón se acelera cuando vuelvo a ver la foto que tiene en la mesilla. Es la que le regalé por Navidad de nosotros el día de Nochevieja. Es una foto sencilla, pero me pone muy feliz que la tenga en su mesilla de noche.

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