Capítulo 57

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Lucía:


Estoy dando saltos por la cocina cuando escucho como se abre la puerta. Estoy haciendo la comida, pero me he hartado de las muletas, así que las he dejado apoyadas en la isla. Sé que en cuanto Pablo me vea me va a echar la bronca.

Y efectivamente, en cuanto Pablo entra en la cocina, y me ve, me mira con cara de reproche

-Estoy haciendo pollo asado- digo con una sonrisa

-Y te vas a terminar haciendo un esguince- bromea él medio regañándome- Huele genial amor

-Gracias cariño

Pablo se acerca a mi y me abraza por la cintura escondiendo su cara en la curva de mi cuello. Y ahí se queda un buen rato, sin decir nada, simplemente abrazándome.

-¿Estás bien?- le pregunto un poco preocupada

-Sí, solo estoy un poco cansado- murmura separándose de mi con una sonrisa

Sé por qué sonríe, y no es porque está feliz. Le conozco demasiado bien, y sé que no dice nada para no preocuparme.

-Mi niño...- murmuro mirándole a los ojos y pasando mis manos por su pelo- ¿Qué pasa?

-No es nada- dice tras unos segundos

-No te a ido bien el entrenamiento, ¿no?- sé que he dado en el clavo en cuanto lo digo

-Siento que estoy estancado- dice casi en un susurro

-¿Por qué?

-Porque no avanzo

-¿Por que te duele y no puedes, o porque te da miedo?- le pregunto y Pablo suspira pasándose las manos por la cara

-No quiero hacerme daño y joderme la recuperación- confiesa en voz baja- Cada vez que me dicen que corra o que salte soy incapaz. ¿Qué pasa si me lesiono más?

-Pablo, los médicos del Barça nunca te van a poner en peligro, ¿vale? Estás perfectamente listo para correr y para saltar. Es lo que tienes que hacer para seguir avanzando, ¿vale?- Pablo asiente con la cabeza levemente- Y es normal que te de miedo, pero tú puedes con ello. Acuérdate siempre. Eres fuerte, ¿me oyes?

-Sí,- por fin consigo que sonría un poco, esta vez de verdad- Gracias, en serio, no sé que haría sin ti

-Sabes que me puedes contar cualquier cosa

Pablo me besa y yo no puedo evitar sonreír cuando me sienta sobre la encimera de un solo impulso. Cuando separa sus labios de los míos aprovecho para repasar su cara, y sé que hay algo más que la lesión.

-¿Los periodistas siguen molestando?- le pregunto sin separar nuestras frentes

-Sí, y me da la sensación de que cada día me siguen hasta más lejos

-Por lo menos ya no les dejan estar en la puerta

Hace ya una semana del día en el que salieron las fotos mías con Pablo en el hospital y en el coche. Muchos rumores han salido sobre nosotros, aunque no les hemos estado haciendo caso. Pero lo que realmente le molesta a Pablo, y a mi también, son los "periodistas" que nos hicieron las foto porque no han dejado a Pablo desde entonces. Estuvieron molestando a otros futbolistas por lo que la seguridad de la Ciudad Deportiva se encarga de que no estén ahí.

-Ya...- murmura él- Pero aún así me tocan las narices

-Pasa de ellos, lo único que hacen es sacarte fotos conduciendo

Un paso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora