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Julián me tomó de la mano y me guió por mi casa como si fuese la suya, con tal conocimiento de los pasillos que me sorprendía.

-e venido a esta casa antes- dijo girando su rostro y mirándome con una sonrisa ladeada. Yo me sonroje al parecer era obvio lo que pensaba.

-nunca te había visto- dije agachando la cabeza.

-pero yo si a ti, vengo cuatro veces al año desde que naciste- dijo aún caminando.

-desde que nací, y cuantos años tienes?- pregunté curioso el no se veía para nada viejo.

-más de lo que piensas- dijo regalandome una de esas sonrisas que a cualquiera le ponían los vellos de punta- ahora quiero que sonrías como si estuvieras enamorado de mi cuando bajemos esas escaleras, esta bien?- yo no quería sonreír así que no respondí- Mathew más te vale que me respondas ahora.

Su tono exigente me daba miedo, lo único que fui capaz de hacer fue asentir y tratar de formar lo más parecido a una sonrisa.

Cuando bajamos las escaleras casi me voy de boca. Mi casa estaba llena de personas, algunas ya las conocía como amigos de mis padres pero a otros nunca antes los había visto.

Aun me encontraba agarrado a la mano de Julián cuando pisamos el último escalón y mi madre hablo por el microfono.

-muy buenas noches, agradecemos a todos los que vinieron aquí está noche habiendo sido avisados a última hora. Esta noche daremos a conocer una sensacional noticia referente a nuestro hijo mayor Dominic Mathew y sobre Julián Ulysseus quien es el invitado de honor- mi madre le paso el microfono a mi padre y antes de que este comenzará a hablar Julián se giró hacía mi.

-dame tu mano izquierda Mathew- dijo en un susurró, yo lo obedecí y se la tendí. Vi como de su bolsillo sacaba un anillo, era hermoso tenía un rubí en el centro y era negro con dorado, me lo colocó en el dedo anular y dijo- ahora si estas oficialmente comprometido- y en ese instante me di cuenta el significado de ese anillo y me asuste más.

Solo atiné a escuchar una frase de todo lo que mi padre dijo y era.

-mi hijo Mathew se casa- y me di cuenta que todo estaba de verdad pasando.

Cuando todos los invitados pusieron su vista en mi, solo quería volver a subir esa escalera, esconderme en mi habitación y no volver a salir jamás.

Julián afianzó su agarre en mi mano e hizo que entraramos en el salón.

Todos se acercaban a mi, felicitandome por mi compromiso y sonriendo con una sonrisa que a kilómetros se veía que era falsa.

Cuando estuvimos frente a mi madre, ella me felicito y dijo que estaba orgullosa de mi, no podía ser más hipócrita, mi padre hizo lo mismo y en mi oído susurró.

-a hora viene el beso. No hagas un show Mathew y correspondele a Julián- yo asentí con ganas de volver a llorar. Sentí como unas manos calientes me agarraban de las caderas y me daban la vuelta, quede frente a Julián quien tenia esa perturvadora sonrisa.

Me tomó del rostro y automáticamente cerré mis ojos, no lo quería ver. Sentí una respiración cerca de mis labios y como unos labios calientes se unían a los míos en un beso, una lengua se deslizaba por estos pidiendo permiso para ingresar a mi cavidad bucal y yo con miedo accedí. Su lengua urgaba sin compasión por toda mi boca, rozando mis dientes, lengua y encías.

Cuando el beso término tome una gran cantidad de aire y sin darme cuenta una lágrima había resbalado por mi mejilla, Julián deslizó sus dedos y detuvo el camino que había tomado esa gota de agua salada, llevándosela a la boca.

-me gusta como sabe tu sufrimiento- dijo cerca de mi oído y depositando un beso en mi lóbulo. Un escalofrío recorrió toda mi columna vertebral y  casi tiemblo.

-pu.puedo salir a tom.mar ai.re- pregunté tartamudeando.

-claro vamos- dijo, pero yo negué con la cabeza.

-qui.quiero- aclare mi garganta e intente de nuevo- quiero ir solo, por favor- me vio dudoso y dijo.

-esta bien, no tardes o saldré por ti, quedo claro- yo asentí temblando y cuando el soltó mi mano casi salgo corriendo para el patio, pero me detuve y camine lo más lento posible.

En el momento que estuve en el jardín rodeado solamente de vegetación y silencio, las lágrimas se desbordaron como aguas de una cascada. Trataba de callar mis sollozos con mi mano, mientras me apoyaba a un árbol.

Sentí pasos detrás de mi y pensé que era Julián, limpie con el dorso de mi mano mis lágrimas y respiré hondo.

-sabía que algo raro pasaba tu no eres el de aceptar un compromiso a los 16 años- dijo una voz que de inmediato reconocí como la de mi mejor amigo.

-hola Ángel- dije con lo más parecido a una sonrisa que pude crear.

-que pasa Mati que es ésto de que te casaras- dijo mientras rodeaba mi cuerpo entre sus grandes brazos.

Ángel Richetti tenía 18 años, era alto, rubio y de ojos azules como el cielo, su cuerpo parecía de esos jugadores de fútbol americano y era una de las personas con mejor corazón que pudiera conocer.

-mis padres planearon este matrimonio, yo no quiero Ángel pero que hago, ellos tomaron esa decisión y no cambiarán de opinión - dije rompiendo a llorar de nuevo.

-Mati es tu vida ellos no te gobernarán siempre, ellos no pueden decidir por ti.

-sí ellos pueden y la decisión esta tomada- dijo la voz de Julián detrás de mi. Mi cuerpo inmediatamente se tensó y me atragante con mis sollozos.

-por lo que escuche adentro eres el prometido de Mathew, mi nombre es Ángel Richetti y soy su mejor amigo.

-un gusto soy Julián Valente el prometido de Mathew- dijo. Me solté del abrazo de Ángel y gire mi rostro a donde Julián.

Él me observaba con una mirada que ejercía que me separará de Ángel y fuera donde él y así lo hize. Cuando me encontraba a su lado él me tomó de las caderas y me colocó pegado a él.

-bueno sí nos disculpas Ángel tenemos que volver dentro ya están dando la cena y como es en nuestro Honor tenemos que estar presentes, tu entenderás cierto- dijo con una voz fuerte.

-claro entiendo Julián. Llamame Mati y hablamos esta bien- dijo y yo asentí.

-sólo le quedan un par de años - dijo Julián en un susurró que por poco no escucho.

-que dijiste- pregunté curioso.

-nada, entremos - dijo arrastrandome dentro de la casa.

La cena transcurrió normal, sin ningún "percance". Tuve que besar de nuevo a Julián, bailar con el y mostrar una sonrisa más falsa que una moneda de 100.

Cuando todo acabo nunca me había sentido tan feliz, subí las escaleras corriendo y me encerré en mi cuarto y tirandome inmediatamente a mi cama con toda la ropa, quede dormido al instante. No sólo estaba agotado físicamente si no también mentalmente.

Tengo su selloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora