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Eres como el atardecer de mis veraniegos días.
                          By Kelly Ami Gómez.

Cuando Julián quito su mano de mi rostro volví a abrir los ojos y observé sus perfectos rasgos y su mandíbula esculpida por los dioses.

-Te amo- fue lo último que dije antes de sentir un gran golpe que me dejó inconciente.

Su rostro aún seguía en mi mente, sus grandes ojos negros, sus labios rosados, su nariz perfilada, él era la perfección y él era mío.

Recordar cuán hermoso podía llegar a ser su amor, me hacía querer estar con él en todo momento, junto a él, sus brazos apretandome contra su pecho y sus labios depositando besos en mi cabeza.

Narra Julián.

Cuando de sus labios salió la palabra te amo, en mi rostro se formó una gran sonrisa, pero todo se detuvo en un momento algo había golpeado con tal magnitud la limusina, que está comenzó a girar y vi a Mat cerrar sus ojos.

Cuando está detuvo de dar vueltas y pude por fin estabilizarme, vi a Mathew con los ojos cerrados y lleno de sangre, inmediatamente me asuste. Rompí lo que quedaba de la ventana y lo saque por hay, cuando pise fuera mi cuerpo tembló y vi como carros se detenían a ayudarnos.

-oye estas bien? necesitas ayuda?- pregunto un señor de aparente cincuenta años.

-por favor llevanos a un hospital- dije viendo como Mathew se volvía más pálido con el paso de los minutos. Él señor me guió a un carro e ingrese en la parte de atrás con Mathew aún en mis brazos.

-por favor pequeño despierta - dije acariciando su rostro ensangrentado.

-disculpa puedo preguntar algo- dijo él hombre viendo desde el espejo retrovisor, ya sabia lo que preguntaría, pero como quiera asentí- él es tu pareja?.

-sí, acabamos de casarnos íbamos de camino a la recepción- dije y me asuste al sentir que su mente no producía ningún pensamiento y al escuchar disminuir los latidos de su corazón- puede ir un poco más rápido por favor- dije desesperado y él aceleró.

Cuando llegamos por fin al hospital salí corriendo con Mathew y pare al primer enfermero que encontré.

-por favor necesito que se quede aquí- dijo él cuando entraron a Mat al área de emergencia.

-es mi esposo - dije asustado por que algo malo le pasará a mi pequeño.

-haremos todo lo posible por él, pero necesitamos que se quede aquí - dijo e ingreso dejándome solo en la sala de espera, me deje caer en una de las sillas de hierro y el olor a yodoformo ingreso en mis fosas nasales.

Apoye mi cabeza entre mis manos y en ese mismo instante sonó mi celular, vi la pantalla de el y era una llamada de mi padre.

Llamada telefónica.

-Julián donde están? Todos los estamos esperando- dijo la acogedora voz de mi padre desde la otra línea. Muchos no saben cuan bueno él puede llegar a ser.

-papá tuvimos un accidente estamos en el hospital- dije viendo la pared que estaba frente a mi con los ojos aguados. Escuché como se le corto la respiración y como arrastró una silla.

-como esta Mathew? - preguntó y quise estar en su lugar en estos momentos, dolía no saber nada de él.

-no sé, lo ingresaron a emergencia y no me dejan pasar, pero él estaba lleno de sangre, sus labios ya no eras rosados y su rostro estaba pálido - dije y mi voz comenzó a temblar.

-tranquilo iremos para allá ahora, esta bien?- pregunto.

-sí- dije y el colgó la llamada.

Fin de la llamada.

Me quede observando la puerta por donde habían ingresado a Mathew y busque entre los pensamientos de los que se encontraban haí adentro algo que me fuese útil.

Escuché el pensamiento del doctor tiene una hemorragia interna, joder el sangrado no para, si no podemos detenerlo él perderá la vida.

Solo hizo el que él pensara en esas palabras y yo escucharlas y había comenzado a derramar las primeras lágrimas.

Según decían era imposible que la muerte llorará y que cuando lo hacía ese día morían cientos de personas, pero me era imposible contener las lágrimas cuando había la posibilidad de que el amor de mi vida muriera, yo no sería capaz de llevarlo al inframundo, no podría llevar a cabo ese deber.

Escuché pasos acelerados y los pensamientos de docenas de personas entrando corriendo al hospital.

-Julián - dijo papá y me levante para recibir un abrazo de su parte, mire atrás de él y todos los amigos de Mathew se encontraban hay incluyendo mis hermanas, cuñados y los padres de Mat.

-como esta mi hijo? Cómo paso esto?-dijo Mariane exaltada.

-no se aún como esta, no me han avisado e íbamos de camino a la fiesta cuando sentimos un golpe y la limusina dio un par de vueltas, Mat no llevaba el cinturón - dijo y volví a derramar un par de lágrimas.

-pero él estará a salvo verdad, él es inmortal ahora cierto?-pregunto ella en modo de susurró para que nadie más nos escuchara.

-no él no es inmortal - dije y eso era lo que más me dolía, el aún no lo era. Vi como Mariane tapó su boca con la mano y de sus ojos salieron pequeñas gotas saladas.

-pero, pero dijiste que luego que se casaran el sería inmortal- dijo Dominic y yo asentí.

-sí, pero solo cuando fuese consumado nuestro matrimonio en la noche de nuestra boda, con la luna en lo más alto y los dos compartiendo nuestras sangres él sería inmortal, pero todo paso antes de que ese ritual se llevará a cabo- dije y vi como ella caía de rodillas al piso y comenzaba a llorar sin poder contener el dolor que sentía, todos los presentes esperaban lo peor, lo podía escuchar en sus pensamientos, menos Ángel, él aún poseía la esperanza de que todo saliera bien y agradecí el hecho de que el fuera tan optimista.

Recorrí la sala de emergencia con la mirada viendo el dolor en la cara de todos los presentes, esto no sólo era doloroso para mi.

-no sólo para ti hermano - dijo Violetta colocando su mano en mi hombro-todos los aquí presentes sienten un gran cariño por él - dijo besando mi mejilla - todo saldrá bien - dijo y me sonrió.

Escuché los pasos decididos de alguien y dirigí mi mirada a la puerta que ocultaba a mi pequeño, él doctor salía de esta, mientras se quitaba el gorro de cirugía y se acercaba a nosotros.

-Familiares de Dominic Mathew Green- dijo el doctor.

-nosotros -dijimos todos. Él se sorprendió al ver a tantas personas y cuando se dispuso a hablar, yo ya había descubierto lo que el pensaba...

Tengo su selloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora