Epílogo

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Observé a las gemelas jugar con el pequeño Leonardo, mientras él lo único que hacía era beber su leche. Me acerqué a ellos y tome a Leo entre mis brazos.

- como esta mi pequeño hombrecito- dije y él sonrió, con su biberón aún en la boca- niñas vamos a molestar a papá, que dicen- ellas asintieron y se mandaron a correr - no corran- logre decir, pero ellas no me hicieron caso- que voy a hacer con tus hermanas- dije y bese su mejilla.

Comencé a recorrer el mismo pasillo que las gemelas habían tomado y las encontré arriba de la cama tratando de despertar a Julián. Deje a Leo en la cama y este gateo hasta Julián, se quitó el biberón y se lo puso a él. Julián inmediatamente se desperto y gruño.

- Mathew diles que me dejen dormir un rato más- yo alce mi ceja.

- ni lo creas, mejor levántate y ayudame a bañar a las gemelas.

- no quiero - dijo y puso la almohada en su cabeza.

- oh, yo debería de haber dicho eso, cuando hace dos años atrás me pediste tener otro bebé, o debí decir eso cuando anoche me pediste hacer el amor, o.

- ya entendí, lo siento - dijo interrumpiendome. Yo rodé los ojos y tome a Leo en mis brazos y salí de la habitación- pequeño no te enojes- dijo saliendo con las niñas cargadas entre sus brazos.

- no molestes Julián, ok - dije y metí a Leo en su rodador, me giré y baje a las gemelas de Julián- pequeñas que dicen si van y toman una ducha.

-sí papi- dijeron las dos a la vez y se fueron corriendo

-no mojen el piso y no duren mucho- dije antes de que desaparecieran por el pasillo, me giré a donde Julián y dije- Julián no seas tan vago, las niñas te adoran, pero yo te quiero asesinar.

- te amo pequeño- dijo besando mis labios, yo rodé los ojos y dije.

- te amo cariño.

Llevábamos ocho años de matrimonio, por lo que las gemelas tenían siete años. El pequeño Leo apenas había cumplido año y medio, era un hermoso bebé de ojos negros y pelo rubio igual a su padre.

Seguíamos viviendo en Trieste en una casa mas normal, ya que cuando las gemelas comenzaron a caminar siempre se desaparecían y yo tenía ataques cardíacos del miedo.

Yo no seguí estudiando, si no que tome clases de fotografía y respostería. Ahora tenía un pequeño local, era un café y pastelería llamado caffè eterna(eterno café), que me encantaba y era mi segundo hogar.

Mi vida hasta el momento era perfecta, todo lo que siempre quise, una familia, hijos, amigos y amor.

Acaricié mi sello y le sonreí a Julián.
Sin duda yo le pertenezco
Tengo su sello.

Tengo su selloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora