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Nunca creí que ver a la muerte me dejara tan vivo.
                           By Kelly Ami Gómez

Me desmonte del vehículo y observé mejor la propiedad. Sin duda era completamente hermosa, esta era rodeada por un jardín de inmensa magnitud y esplendor.

-desde cuando tienes esto- dije señalando su palacio.

-varios años- dijo y me rodeó por la espalda con sus fuertes brazos, quedando así mi cabeza apoyada en su pecho- era algo desolador vivir solo aquí, ahora será mucho mejor, vivirás tu conmigo - dijo y beso mi cuello.

-Qué tan grande es? cuántas habitaciones tiene?.

-veinte y dos hectáreas ,cuarenta y ocho habitaciones, cincuenta y un baños, seis salas de estar, dos cocinas, jardín, y un par de cosas más-dijo y se encogió de hombros, lo observé por un momento, para él acaso eso no era mucho?- la casa o castillo como prefieras decirle, de mi padre posee ciento quince habitaciones.

-acaso te estas pudriendo en dinero?

-no tanto así, si no que el dinero no nos falta.

-ya me imagino- dije al acordarme quieres eran estas personalidades a las que estaba unido ahora.

-entramos?- yo asentí y me guió hasta la enorme puerta de madera, que por lo mínimo me debía de llevar dos metros de altura.

Él saco una llave y abrió esta, dándome paso a un ambiente parecido al de siglos pasados, pero de una manera acogedora y moderna? Eso era posible.

Mi vista recorrió la estancia, admirando los detalles y sonreí sin darme cuenta por una enorme foto que había en el medio de la sala.

-ese soy yo?- pregunté al ver una foto de cuando había cumplido catorce años y estaba rodeado por mis amigos y mientras yo sonreía feliz.

-sí, ese día había llegado a tu casa y tu estabas en la piscina con tus amigos, así que me cole por un lugar sin que nadie me viera y tome esa foto- dijo y un sonrojó se creo en su rostro.

-te acabas de sonrojar?-pregunté sorprendido y emocionado por ver sus mejillas teñidas de un suave color rosa, que me hechizo un poco más de lo que ya me encontraba.

-claro que no me e sonrojado- dijo y evitó mi mirada. Solté una carcajada por la tierna escena que se era llevada a cabo enfrente de mi.

-ahora me gustas más - dije y me coloque de puntillas para dejar un casto beso en sus rosados labios- creo que e visto todas tus facetas. Él Julián enojado, él Julián feliz, él Julián pícaro, él Julián morboso, él Julián enamorado, él Julián triste- dije y su sonrojó aumento más- me queda alguno por conocer?- le pregunte.

-creo que no- dijo y se rascó su nuca, como signo de nerviosismo y mi sonrisa se amplio y admire cuán humano y vivo podía verse la muerte cuando estaba enamorado.

Han escuchado alguna vez la frase que dice "¿qué pasa cuando se abrazan el amor y la muerte? ¿se muere el amor o se enamora la muerte? tal vez la muerte moriría enamorada y el amor amaría hasta la muerte..."

Definitivamente la segunda opción era la aceptada. La muerte se enamoraría y yo fui el afortunado ganador de su corazón.

-no, el afortunado fui yo- dijo el y me observó a los ojos por un momento- soy tan afortunado de que te hayas enamorado de mi, que aveces pienso que es un sueño.

-pues déjeme decirle señor Valente que no lo es y estoy completo e irremediablemente enamorado de usted- dije y acerqué su rostro al mio y bese sus labios ansioso por él.

Sentí las manos de Julián posicionarse en mi trasero y como este me levantaba para que rodeará mis piernas en sus caderas, que inmediatamente lo hice.

-hoy es nuestra noche pequeño, te haré mío tantas veces que dudo que mañana te levantes de la cama- gruño excitado y me guió por toda su mansión a una de las habitaciones que se encontraban en el tercer nivel.

Las escaleras acaso eran interminables? Me cuestione en ese instante.

Al momento de llegar Julián no había separado ni un momento sus labios de los míos y se había apoderado tanto de ellos, que ya los sentía entumecidos e hinchados. Me dejo en el suelo y se desprendió de mi ropa con agilidad y desespero, se alejo un momento de mi y me admiro por completo por unos minutos.

-eres tan perfecto - dijo y me sentí poderoso ante sus palabras y la forma en la que me miraba.

-deja a un lado las palabras Julián muero por verte desnudo y dentro de mi- dije dejando a un lado toda la vergüenza que sentía.

En su rostro se formó ésa sonrisa que tanto conocía, esa sonrisa perturbadora que tanto me había encantado desde el principio. Julián se encargó completamente de la ropa que poseía quedando así desnudo frente a mí. Se acercó a paso lento y decidido y cuando estuvo tan cerca de mi que nuestras respiraciones se mezclaban dijo.

-sabes que mis huellas digitales quedan perfectas en ti- y colocó sus dedos pulgares en mis marcas y estas encajaron como piensas de puzzle.

-Pero que?- dije al ver eso.

-esas son mis huellas, al igual que la tuya es la que esta detrás de mi oreja- dijo y giró su rostro, apoye mi dedo donde estaba su marca y él estaba en lo cierto.

-como puede ser eso posible- dije viéndolo a los ojos.

-no se, papá es el de esa maquinadora mentalidad para lograr algo así. Pero eso ahora no importa, lo importante aquí es que te haré el amor pequeño - dijo besando mi nariz y acariciando mi cuerpo.

Me cargo y depósito en la cama mientras besaba mis labios y sus dedos recorrían mi pecho y abdominales, llegando así a mi rasurado vello púbico. Su mano rodeó la base de mi pene y yo deje salir un sonoro suspiro, sus movimientos en esa área eran lentos y delicados.

-eres mi vida pequeño y agradezco el hecho de que mi padre y los tuyos hiciesen ese pactó, por que gracias a él hoy eres mi esposo.

Dijo y yo aun más que él agradecía ese hecho. Sus mano viajó a mis nalgas, separando mis muslos y posicionando su boca cerca de mi ano, pasando así su lengua por esa área. Solté un jadeo de placer y el comenzó un majestuoso trabajo en mi zona erótica. Cuando creí que no podría aguantar más las torturas que su boca podía causarme esta fue remplazado por su miembro viril, que ingreso en mi de forma delicada y me sentí en la gloria.

Sus movimientos me hacían llegar a las nubes, con un recorrido suave y excitante que me hacía pedir más y más. Cuando el orgasmo nos recorrió a ambos al mismo tiempo, yo yacía suspirando feliz arriba de sábanas de satén y almohadas de plumas de gansos, con un dios griego a mi lado derecho sonriendo como tonto un enamorado.

-estas listo para la segunda ronda- pregunto picaramente y solo hizo decir eso cuando yo ya me encontraba cabalgando su grueso pene.

Tengo su selloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora