Promesa

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*Narra Logan*

Definitivamente enamorarme de esta manera no estaba en mis planes ni en mis sueños más locos creí caer tan profundamente por otra persona pero ella me enseñó eso y ahora todo es diferente Gracias a ella.

—Te quiero— digo— Y mucho.

En cuanto ella me mira comprendo que este es mi lugar, ningún otro.

—Te quiero más— me responde pienso ambas manos alrededor de mi cuello jugando un poco con mi cabello y desordenándolo.

—¿Mucho?

—Muchísimo— yo la miró atento— Mucho, mucho.

Al aceptar la distancia para besarla me repito una y otra vez que jamás me cansaré de esos labios suaves.
Mi habitación estaba totalmente vacía y no recordaba dónde me dijeron los chicos que irían y es que en realidad no me importaba mucho, mi atención sólo la tenía ella.
Quería ir lento con ella, quería disfrutarlo todo, cada parte de nuestra relación, cada parte de nuestro tiempo juntos.
El beso sé intensifico, la acorrale contra la pared y sin pensarlo dos veces la tomé de los muslos para que rodeara mi cadera con sus piernas, ella lo captó al instante. Su cuerpo estaba volviéndome loco y quería besarla completa.

—Logan..— susurró en mi oído cuando mis labios bajaron a su cuello.

Y es que nunca había deseado tanto a alguien en toda mi jodida vida como a ella, pero no quería que creyera que solamente quiero esto, porque no era cierto.

—¿Helado?— pregunto de la nada y ella ríe y baja de la mesa.

Nos encaminamos a su heladería preferida pero tiene un candado enorme en la puerta de entrada.

—Cerrado— dice con decepción.

—No por mucho—

Me acercó a la puerta y la inspeccionó, espero no haber olvidado cómo se hace esto.

—¿Que harás?— enarca una ceja pero sé que está preocupada por lo que puedo hacer.

Pongo ambas manos en sus mejillas y la beso confundiéndola por completo, después le quito uno de las horquillas que sostienen su cabello.

—No pensarás abrir la puerta con eso.

—Claro que sí— afirmó con seguridad.

Travis, un amigo de la secundaria me había enseñado este hábil truco para abrir puertas y candados, un día que quisimos entrar a una casa abandonada a las afueras de la ciudad. Realmente era algo que podía servirme en muchas ocasiones, como ésta.
Me puse en cuclillas para tener una mejor vista del candado, unos cuantos intentos fallidos hasta que por fin se abrió. Quite las cadenas y volví a usar la misma horquilla para abrir la puerta hasta que el seguro se quito permitiéndonos entrar.

—Ya está— digo de lo más normal.

—¡Vaya! Mi novio es un vándalo.

Ambos reímos ante el comentario pero sé qué teme que nos puedan descubrir, lo noto en su carita de temor.

—Descuida, no pasará nada. Entremos— le pongo una mano en la espalda para guiarla dentro.

Me tienes en tus manos (Logan Henderson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora