Capítulo 5

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SALEM.

—¿Mamá? —llamo, entrando en la casa.

Christy me llamó hace unos treinta minutos mientras conducía para decirme que todo estaba bien, pero que tenía que salir en lugar de esperar a que llegara.

Cuando entré en la calzada, ignoré firmemente la camioneta aparcada al lado. Es más grande que la que tenía Evan, pero aun así me las arreglé para hacer como si no la viera, usando mi cabello como escudo.

—Aquí, cariño —llama desde el salón.

—Hola. —La palabra me deja en un suspiro de alivio. Su tono de piel es un poco más cálido hoy, ligeramente sonrojada y parece menos cansada a pesar de estar en la cama. Hay una bandeja en su regazo y está coloreando.

—Se ve bonito —comento, mirando el diseño floral que ha elegido. Lo está rellenando con tonos morados y azules—. Seda los envío para ti. —Busco los dibujos en mi bolso.

—Oh. —Mamá los toma, sonriendo y mirando por encima de cada uno—. Qué dulce de su parte. ¿Fue agradable tu tiempo con ella?

Asiento, sentándome en el sofá para poder quitarme las sandalias de tiras.

—Sí, pero siempre lo es. Incluso cuando me pone de los nervios, la quiero mucho.

Mi madre sonríe, con los ojos arrugados en las esquinas.

—Ser madre es la cosa más increíble que harás en tu vida. Aunque no es para los débiles de corazón.

—Eso es seguro. —Me estremezco, pensando en los hijos pequeños de Georgia y en cómo me contó una vez que el mayor atrapó un ratón y lo llevó a la casa.

Ni siquiera Binx hace eso.

—¿Caleb está bien?

Aunque mi madre apoyó totalmente mi decisión sobre el divorcio, quiere a Caleb y le gusta estar pendiente de él.

—Está muy bien.

—¿Sale con alguien? —inquiere, continuando con su trabajo como si no me hubiera hecho una pregunta monumental.

—No lo sé. —Recojo algunos de sus libros para colorear de la pila que hay en el suelo—. No hablamos de ese tipo de cosas. Es libre de salir con alguien si quiere.

—¿Sigue enamorado de ti?

Mis hombros se endurecen, mi cuerpo se tensa.

—Mamá —le ruego.

—Es una pregunta genuina, Salem. —Me lanza esa mirada maternal, la de la ceja arqueada que me reta a no responder.

—Sí. —Hojeo las páginas, buscando una página para colorear. Sus ojos intentan atravesarme, pero los ignoro con firmeza.

—Hiciste lo correcto, lo sabes. —Sus palabras me toman por sorpresa y levanto la cabeza. Me devuelve la mirada con una pequeña sonrisa—. Lo quieres, lo sé, pero él te quiere más a ti. Así que hiciste lo correcto al dejarlo ir.

Exhalo una respiración temblorosa.

—Pensé que si me esforzaba más, si ponía más empeño, podría amarlo como él me amaba.

—Pero nunca pudiste.

—No —respondo aunque no era una pregunta—. Cuando empezó a hablar de tener hijos, yo sólo... —Frotándome los labios, busco las palabras adecuadas—. No pude hacerlo más. Es increíble, el mejor hombre, y lo amo, pero no de la forma en que merece ser amado.

Miro la página en la que me detuve, la imagen en blanco y negro borrosa por las lágrimas que inundan mis ojos. Nunca, nunca quise hacerle daño a Caleb. Ni entonces ni ahora tampoco. Pero no soy una persona perfecta, nadie lo es y si creen que lo son, entonces están delirando. Todos hacemos cosas de las que no estamos orgullosos. Nunca me arrepentiré de mi tiempo con Caleb. No es posible. Pero sí me arrepiento de no haberlo amado lo suficiente. Lo peor es que si nunca hubiera conocido a Evan, y hubiera sabido lo que es el amor que aplasta el alma y que lo consume todo, creo que Caleb y yo habríamos sido una buena pareja.

Pero conocí a Evan, y ese único momento cambió para siempre la trayectoria de mi vida.

—Por favor, no llores —suplica, alcanzando la caja de pañuelos de papel que hay en la mesa junto a su cama.

Tomo el pañuelo y lo uso para limpiarme los ojos.

—Soy una persona horrible, mamá. Una mierda. Él me ama mucho. ¿Por qué no puedo hacer lo mismo?

Me mira con simpatía.

—Cariño —me dice suavemente, con ojos compasivos—, tienes que perdonarte. Hiciste lo correcto.

—No importa si fue correcto o no. —Me seco más lágrimas—. Aun así le hice daño.

—El dolor es temporal.

—¿Sí? —Me río sin humor, pensando en que han pasado seis años desde que Evan me rompió el corazón. Ese dolor ciertamente no ha sido temporal, pero tal vez las cosas habrían sido diferentes si no hubiera tenido a nuestra hija. Ella es lo mejor de este mundo, pero también es un recuerdo constante de él.

—Eres muy fuerte.

—Mamá. —Sacudo la cabeza—. Tú eres la fuerte.

Se ríe.

—¿Qué tal si las dos somos fuertes?

—Eso funciona. —Me limpio la nariz con el pañuelo.

Su rostro se ensombrece y me mira con preocupación.

—Quiero que seas feliz, Salem. Es lo que siempre he querido.

—Soy feliz —argumento, porque es cierto. ¿Podría ser más feliz? Sí. Pero no soy infeliz.

—Estás contenta. Hay una diferencia.

Tiene razón.

—Algún día encontraré lo que me da alegría.

—Lo harás. —Su sonrisa es triste—. Sólo deseo estar viva para verlo.

Otra grieta se añade a mí ya destrozado corazón.



[...]



Me levanto a las siete de la mañana y me pongo la ropa de correr para salir. Ya no tengo pesadillas, bueno, rara vez, gracias a mi regreso a la terapia y a que sigo con ella, pero algunos hábitos son difíciles de abandonar y me encanta correr temprano. Pero ya no lo hago antes de las cinco de la mañana.

Me pongo los auriculares y pongo mi lista de reproducción de cardio mientras me estiro en el camino de entrada. En lugar de girar para trotar frente a la casa de Evan en la dirección que solía ir, doy la vuelta y me dirijo en la dirección opuesta.

Nunca me ha gustado mucho este tramo, es más montañoso, pero estoy siendo mezquina al no querer tomar mi antigua ruta.

Cuando me doy la vuelta para volver, estoy empapada de sudor y mi cabello no quiere quedarse en la coleta.

Giro por la calle que me lleva a casa cuando veo a un corredor que se dirige hacia mí desde la dirección contraria.

Alto, de gran complexión. Obviamente, un hombre.

Mis pasos vacilan mientras ambos vamos despacio, yo frente a la casa de mi madre, él frente a...

Me quito los auriculares y mis labios se separan al ver por primera vez al hombre que dejé atrás.

—Evan —jadeo su nombre al aire.

Ladea la cabeza y me mira. La sorpresa llena sus ojos marrones. —Salem.



///


𝖲𝖨́𝖦𝖴𝖤𝖬𝖤 𝖤𝖭 𝖬𝖨𝖲 𝖱𝖤𝖣𝖤𝖲 𝖯𝖠𝖱𝖠 𝖭𝖮 𝖯𝖤𝖱𝖣𝖤𝖱𝖳𝖤 𝖭𝖠𝖣𝖠
↓ ↓ ↓ ↓
𝗂𝗇𝗌𝗍𝖺𝗀𝗋𝖺𝗆: 𝗋𝖾𝖻𝖾𝗅𝗌𝖾𝗋𝖾𝗇
𝗍𝗂𝗄𝗍𝗈𝗄: 𝗋𝖾𝖻𝖾𝗅𝗌𝖾𝗋𝖾𝗇

¡𝗚𝗥𝗔𝗖𝗜𝗔𝗦 𝗣𝗢𝗥 𝗟𝗘𝗘𝗥!
🔪𝗢𝗦 𝗔𝗠𝗢 𝗠𝗜𝗟🔪

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