SALEM.
Estoy agotada cuando llegamos a casa. Nunca me he aficionado a las compras y dudo que lo haga alguna vez. Pero Seda tiene un nuevo juego de muebles en camino, junto con una nueva colcha, y lo que llamó pintura Rosa Princesa Perfecta para las paredes de su habitación. En realidad se llama Helado Derretido, pero no sé lo rebatiré.
—Normalmente me encanta ir de compras —dice Lauren, cargando una bolsa con artículos de decoración—, pero tu hija me está haciendo cuestionarlo.
—Ella es así—estoy de acuerdo.
Dejar a Seda suelta para ir de compras es como tratar de dominar a un conejo salvaje. Corre y salta por todas partes, sí, también salta, saluda a casi todos los desconocidos que ve y baila en los pasillos si le gusta la música que suena en la tienda.
Básicamente, mi hija es todo lo contrario de lo que yo era. Por otra parte, no estoy muy segura de cómo habría sido yo de niña si no hubiera sido contaminada por un monstruo.
Descargamos todas las bolsas mientras Seda corre por el patio delantero cantando una canción inventada.
—No te acerques a la calle —advierto, subiendo los escalones del porche para dejar las bolsas en el vestíbulo.
—No lo haré, mamá. No tienes que preocuparte tanto.
No tiene ni idea, pero eso es como la mitad de ser padre, quizá incluso más, preocuparse constantemente.
—¿Crees que vas a tener hijos? —le pregunto a Lauren cuando deja una bolsa de cojines junto a una bolsa de mantas, porque Seda no puede tener sólo una manta, necesita doce. Eso sí lo heredó de mí.
—Quizá cuando tenga treinta años. —Lauren arruga la nariz, frunciendo los labios como si probara algo agrio—. No, ni siquiera entonces. —Mira por la puerta abierta hacia donde Evan está ahora persiguiendo a Seda por el césped—. Me gusta tu hija, pero eso es todo. No estoy segura de ser una buena madre.
—Serías una gran madre —le aseguro, porque lo sería si eso es lo que elige—. Pero no todo el mundo quiere ser madre y eso también está bien.
Se encoge de hombros.
—Ya veremos en el futuro. Ahora mismo, me gusta que seamos sólo Anthony y yo. —Mira su dedo anular—. Tengo que pasar por la boda primero.
—No puedo creer que te vayas a casar en los Hamptons —le golpeo el hombro juguetonamente—, eres una perra snob.
Se ríe.
—La casa de los padres de Anthony está allí y es impresionante. Es perfecta.
La forma en que se ilumina al hablar de su prometido me hace feliz. Se lo merece. Durante un tiempo no estuve segura de que sentaría cabeza. No hay nada malo en ello, pero me di cuenta de que estaba buscando a alguien que la domara. No es que Anthony haya domado por completo su lado salvaje, pero cuando está con él es una versión algo más tranquila de su yo normal.
Pronto tendré que ir a Manhattan para la última prueba de mi vestido de dama de honor. La boda es al final del verano, y en pocas semanas nos vamos a Las Vegas para su despedida de soltera. Con la pérdida de mi madre, no sé si me divertiré en ese viaje, pero no me lo perdería.
—Hablando de la boda, ahora que estás con Evan asumo que lo traerás. — Me pregunta mientras nos dirigimos a mi todoterreno por más bolsas.
—Supongo, sí. Ni siquiera había pensado en ello.
—Lo añadiré a la lista. —Estoy sujetando una bolsa cuando me toma del brazo— . Sabes, me encanta hacerte pasar un mal rato, pero me alegro por ti. Tú y él... — Sus ojos se desvían hacia donde tiene a Seda colgada del hombro, haciéndola girar—, cualquiera puede ver que es especial. Me alegro de que tengas esta segunda oportunidad. No todo el mundo la tiene. Te mereces ser feliz más que nadie que conozca.
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We (can't be friends) II « [Evan Peters]
Fanfic// OBLIGATORIO LEER ANTES LA PARTE I // Su corazón quedó irreparablemente destrozado. Mi existencia tomó un giro irrevocable. Así que me marché. Comencé de nuevo. Contraje matrimonio con otra persona. Pero jamás lo borré de mi mente. Han pasado...