Capítulo 33

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EVAN.

Caleb regresa a Boston, dejando a Seda aquí ya que la escuela terminó y quería quedarse con su mamá. Se notaba que le molestaba dejarla, pero no se resistió ya que era lo que Seda quería.

Los tres estamos en el sofá de mi salón, viendo una película de PIXAR que le encanta a Seda. Apoya su cabeza en la pierna de Salem, su cuerpo envuelto en una manta, dormitando. Pero ninguno de nosotros hace ningún movimiento para cambiar la película o apagar la televisión.

—Estaba pensando —empiezo a decir, y Salem levanta la vista hacia mí. Parece agotada, con los ojos rojos de tanto llorar hoy—. ¿Crees que... quiero decir, estaría bien si convierto una habitación de arriba en un dormitorio para Seda?

Sonríe lentamente y se estira ligeramente. Seguro que está agarrotada por no poder moverse con Seda durmiendo sobre su pierna, pero no se queja.

—Creo que es una gran idea.

—¿Lo crees?

—Pareces muy preocupado. —Me da un pellizco en la mejilla—. No lo estés. Debería tener una habitación aquí.

—No quiero que se sienta obligada a quedarse aquí si tú no estás, pero me gustaría que tuviera un espacio propio.

—Créeme, Seda no hace nada que no quiera hacer.

—Podemos ir a comprar muebles mañana. Compraré lo que ella quiera.

Salem se ríe ligeramente.

—Eres tan fácil de convencer...

Su teléfono vibra sobre la mesa de café. Me inclino y lo tomo para dárselo. Sus cejas se fruncen en la pantalla.

—¿Qué...?

—¿Qué pasa? —pregunto.

—Es Lauren. Dice que me mandó algo y que tengo que recogerlo ahora mismo.

—¿Qué crees que es?

—No tengo ni idea, pero será mejor que vaya a ver.

—Te ayudo.

—No. —Sacude la cabeza—. Está bien.

De alguna manera, consigue levantarse sin molestar a Seda. Se dirige en silencio a la puerta principal y la abre, mirando a su alrededor. También me levanto y me uno a ella. Le pongo la mano en la nuca, masajeando la piel con el pulgar.

—Probablemente se refería a la casa de tu madre, amor.

—Oh —se sonroja—, claro, por supuesto.

Descalza, se escabulle del porche y corre hacia la puerta de al lado. Un momento después, oigo un grito agudo y estridente. Vuelvo a mirar hacia mi casa durante un segundo y cierro la puerta antes de salir corriendo.

¿La están atacando? ¿Qué está pasando?

Obtengo mi respuesta segundos después, cuando corro hacia la entrada y encuentro a Lauren y Salem saltando y abrazándose.

¿Ese fue un grito de felicidad? Pensé que la estaban asesinando.

Las dos chicas no paran de chillar y me duelen los tímpanos.

—Señoritas —interrumpo—, ¿Os importa que vayamos a mi casa?

Salem suelta a su mejor amiga.

Lauren es alta, de cabello oscuro y piel morena. Es todo lo contrario a Salem, al menos en apariencia, no puedo decir nada de su personalidad.

—Oh, mira —me mira de arriba abajo para enfatizar—, es Baby Daddy.

Salem suelta una carcajada mientras niego con la cabeza.

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