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𝗢𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮 𝗞𝗲𝗲𝗻𝗲

—Los entrenamientos con tu padre van genial, en serio. Debes venir—me dijo Miguel mientras salíamos del instituto.

—No sé, la noche de Halloween había bebido un poco y se lo propuse, pero me puso muchas pegas—respondí.

—Yo creo que le gustará verte allí—mencionó.

—No sé...

—Vamos, Liv. Lo pasaremos bien—insistió—. Me da demasiada caña a mí solo.

—Bien, lo pensaré—accedí.

—¡Bien!—sonrió—. Tengo entrenamiento ahora, ¿vienes?

—No tengo opción, ¿verdad?

Él negó con la cabeza para luego tomar mi mano y tirar de ella en dirección al dojo.

Cuando nuestras manos se juntaron sentí una electricidad que se expandía por todo el cuerpo.

¿Solo yo lo sentía? ¿Qué me pasaba con Miguel?

Llegamos frente a un local en el que ponía "Cobra Kai".

—He de admitir que el nombre es genial.

—¿Verdad?—cuestionó para luego llevarme hacia dentro del dojo.

La puerta sonó al abrirse. Pude echar un primer vistazo al lugar.

—¿Listo para el entrenami...?—cuestionó mi padre, pero al verme se calló—. Hola, Olivia.

—Hola—lo saludé—. Vengo a probar, si es que te parece bien.

—Sí, sí. Claro—afirmó—. Quitaos los zapatos y poneos en posición de combate.

Lo miré confusa.

—¿Qué?—cuestioné.

—Vamos, poneos frente a frente—ordenó mi padre.

Me puse frente a Miguel.

—Miradme. Saludo—habló mi padre. Imité lo que hacía Miguel—. De frente. Saludo.

Miró a Miguel.

》Enséñale todo lo que has aprendido.

—No me parece bien, sensei—comentó Miguel.

—¿Y por qué no?—cuestionó mi padre.

—Porque es una chica—respondió el moreno.

—¿Y no hay igualdad entre hombres y mujeres?

—Sí, pero no en este caso, porque es...—respondió Miguel, pero fue interrumpido.

—Pues demuestra la igualdad y ve a por todas—habló mi padre.

—Quiero recordar que es mi primera clase—mencioné.

—A los enemigos les da igual, buscan la debilidad—respondió mi padre—. Para vencerlos hay que superar el miedo y lanzarse al fuego sin pensar.

》Por cierto, aquí me llamarás "sensei".

Asentí.

》¿Preparada?

—Eso creo—respondí.

—Señor Díaz.

—Pero...—trató de hablar Miguel.

—¡Hajime!—exclamó mi padre.

—Perdona—me dijo Miguel.

Se acercó y me dio una patada tirándome al suelo.

》Dios mío, ¿estás bien? Perdóname.

Me levanté para abalanzarme sobre Miguel con fuerza tirándolo al suelo, después, estampé un puño contra su pecho haciendo que este soltara un quejido.

Las peleas con mi hermano habían servido de algo.

Me levanté del suelo y miré a mi padre quien me miraba con orgullo.

—Eres una cobra nata—me dijo.

Lo miré con una sonrisa.

De repente se empezó a escuchar a gente discutir.

—No os mováis—dijo mi padre—. Díaz, te quedas a cargo.

Mi padre salió del dojo y yo me acerqué a Miguel.

—¿Estás bien?—le pregunté extendiéndole mi mano para que se levantara.

—Sí—respondió una vez estuvo en pie—.  Tienes fuerza.

Le sonreí.

[...]

—Son idiotas, no sé cómo le creen a él—le dije a Sam mientras íbamos a la cafetería.

—Menos mal que alguien me cree—dijo ella.

—Bueno, al menos ahora tenemos una excusa para separarnos de esa gente de mierda—comenté—. Yo creo que salimos ganando.

Ella me sonrió de lado.

Entramos a la cafetería y cogimos una bandeja donde nos pusieron la comida.

—Están todas las mesas ocupadas—comenté—. Podemos ir con Aisha.

—No creo que me quiera ahí—dijo.

—Hay que probar.

Nos acercamos a su mesa.

—Ni se te ocurra—le dijo la rizada a Sam.

—En algún sitio tendré que sentarme—habló la ojiazul.

—Prueba con Kyler—dijo Aisha—. A él le gusta que seas una guarra, puede sentarse allí.

Puse una mueca hacia Aisha. Sam fue hacia Kyler.

Intercambiaron unas palabras antes de Kyler hablara en voz alta.

—¡Escuchad!—dijo el asiático—. ¿Habéis visto el cartel del tío con una polla en la boca? Sam sigue el ejemplo de su padre.

Lo miré molesta antes de dar un paso dispuesta a acercarme, pero Miguel me detuvo tomándome del brazo haciendo que lo mirara confusa.

—¡Oye, Kyler!—le dijo Miguel a la vez que dejaba su bandeja en la mesa—. ¿Por qué no dejas de hacer el gilipollas?

—¿Quieres otra paliza, Rea?—le preguntó Kyler para luego empujarlo—.  Está vez estoy listo para tu kárate patético.

—No es kárate patético—paró el puño de Kyler—... Es Cobra Kai.

Miguel estampó su puño contra la cara de Kyler.

Comenzaron a pelear, Kyler parecía ir ganando, pero entonces Miguel se deshizo de su agarre y lo golpeó.

—¡Sin piedad!—exclamó Aisha quién se había unido al dojo recientemente.

Miguel había acabado con todos. Para finalizar, se subió a una mesa y golpeó a Kyler con una bandeja.

La cafetería estalló en aplausos mientras que Miguel estaba subido de pie encima de la mesa.

Vi unas miraditas entre Miguel y Sam. Cosa que me confudió, aunque Miguel desvió mi mirada a mí unos segundos después, pero no por mucho tiempo.

—¡Oye, baja de ahí ahora mismo!—exclamó la consejera Blatt tomando el brazo de Miguel.

Seguramente estuviese metido en un lío.

20•03•2024

𝗜 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗻𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗻𝗹𝘆 𝗼𝗻𝗲 || 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗗𝗶𝗮𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora