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𝗢𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮 𝗞𝗲𝗲𝗻𝗲

Ya era el día siguiente. Acabábamos de parar a comer.

—Yo creo que sí que coincide—le dije a Robby.

—Sí—respondió él mientras que papá salía de la tienda.

—¿Cómo vamos?—cuestionó papá.

—Creemos que coincide con el teléfono—mencionó Robby—. Ya estamos a pocos kilómetros. Hay muchos bares y restaurantes.

—Preguntemos a ese—propuso papá.

Se acercó a un señor.

Hola—saludó mi padre en español.

Señor—dijo el hombre.

—¿Qué?—preguntó papá.

—¿Español?—cuestionó el hombre.

—No, estadounidense—respondió papá.

No, México. Está usted en zona de grúa—mencionó el hombre—. Necesito que mueva la van.

Gracias, gracias—respondió mi padre—. Me lo personalizaron. Yo quiero hombre. Héctor Salazar.

No conozco a ningún Héctor Salazar. No, no—respondió el señor—. Mueva la van, por favor.

—Este quiere dinero—nos dijo papá.

No, no. Dinero no—parecía negar el hombre—. Mueva la van. Mueva la van, por favor.

—No, no puedes tener la van. Es muy especial—respondió papá—. Dime dónde está Héctor Salazar y te doy dinero, ¿sí?

—¿Dinero?—cuestionó el hombre a lo que papá asintió.

El señor se fue y papá rió.

—¿Habéis visto?—cuestionó—. ¿Qué pasa?

—Si ese tal Héctor es tan peligroso, no deberíamos preguntar por ahí—mencioné.

—Si no sacudes el árbol no caen manzanas—respondió papá.

—O podríamos trepar el árbol—propuso Robby.

—¿Qué dices? ¿Qué árbol?—preguntó papá.

—El árbol. Has dicho que...—traté de explicar, pero fui interrumpida.

—¡Oye!—gritó Robby para después empezar a correr.

Miré en su dirección solo para darme cuenta de que se estaban llevando el coche.

—¡Espere!—grité yo también mientras empezaba a correr.

Pero fue en vano.

[...]

—El del depósito dice que necesitamos 4000 pesos—mencionó papá—. Es un millón de dólares.

—Son 200 dólares—corrigió Robby.

—Aún así, solo tenemos la mitad—comenté.

—Sin el coche no encontraremos a Miguel—dijo papá.

Se escuchó bullicio en un lado así que nos giramos a mirar.

Unos hombres hacían un concurso de chiles.

Robby y yo solíamos ver un programa sobre eso. No preguntéis por qué.

—Es un savina rojo—mencionó Robby.

𝗜 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗻𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗻𝗹𝘆 𝗼𝗻𝗲 || 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗗𝗶𝗮𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora