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𝗢𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮 𝗞𝗲𝗲𝗻𝗲

Los Cobras y yo habíamos ido a un restaurante a celebrar el triunfo de Cobra Kai, pero yo me encontraba bastante ausente.

Mi hermano, aunque él dijese que no, seguía molesto conmigo y, Miguel y yo no hablábamos; no sabía cómo sentirme respecto a eso, pero lo que menos me apetecía era una "fiesta".

—Os preguntaréis qué hace un equipo tras ganar el torneo—habló Aisha hacia el móvil—. ¿La respuesta? ¡Nachos de la victoria!

Grabó la mesa.

》Íbamos a tomar algo más fuerte, pero la camarera no se tragó el carnet falso de Halcón.

—Oye, tía. Mis padres te siguen—susurró el peliazul.

—Perdón, señores Moskowitz—se disculpó la rizada.

Aisha volvió a sentarse frente a mi lado.

—Me gusta esto de celebrar la victoria—comentó Demetri.

—Sí, aunque no tengas nada que ver con ella—respondió Halcón quitándole el nacho.

—Bueno, puede ser una celebración atrasada de la competición de programación que ganamos—propuso Demetri—. ¿Recuerdas?

》"Demetri e Eli, hermanos binarios"

Solté una pequeña risa al igual que Aisha y Moon ante el baile que hacía Demetri.

—¿Dónde está Miguel?—cuestionó Moon al notar la ausencia del moreno.

—Se ha ido a otra mesa, creo—contestó la rizada.

Halcón y Aisha fueron a ver cómo estaba Miguel quedándome así con Demetri y Moon.

—¿Aún no habláis?—me preguntó Moon.

Negué con la cabeza.

—Demetri, ¿Sam le gustaba?—le pregunté pues era su amigo, sabría la verdad.

—Al principio le gustabais las dos—dijo haciendo que rodase los ojos—. Pero tú le gustabas más y se le quitó lo que sintiese por Sam.

—Porque ella tenía novio—dije—. Siempre era yo la que insistía en todo. Me siento estúpida.

Mis ojos se aguaron un poco.

—No te sientas así—me dijo Moon—. Tú diste todo lo que pudiste, si él no te valora es su problema.

—Hola, de nuevo—dijo Halcón—. ¿Qué pasa?

—Olivia piensa que a Miguel le gustaba Sam—habló Demetri.

Lo miré mal.

—¿Estás de coña, tía?—me preguntó Halcón—. Miguel está en aquella mesa lloriqueando por ti y tú estás aquí haciendo lo mismo. Volved ya y dejad de marear.

Puse una mueca.

[...]

Había llegado antes de tiempo al dojo pudiendo apreciar los destrozos que habían.

—¿Papá?—pregunté.

—Estoy aquí—dijo desde su oficina.

Me quité los zapatos y fui allí.

》Has llegado pronto.

Asentí.

—¿Qué ha pasado aquí?—le pregunté.

—Nada, no te preocupes—respondió—. ¿Qué te ha pasado con Miguel?

—Nada, de verdad—contesté.

𝗜 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗻𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗻𝗹𝘆 𝗼𝗻𝗲 || 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗗𝗶𝗮𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora