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𝗢𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮 𝗞𝗲𝗲𝗻𝗲

Justo acababa de terminar de arreglarme pues iba a desayunar junto a mi padre a casa de Miguel y después había quedado con las chicas.

—Ya he terminado de limpiar el coche—me dijo papá—. Vamos.

Salí de la habitación para irme junto a mi padre.

Él se encargó de abrir la puerta de la casa de los Díaz.

—Perdona—dijo mi padre—. Cuesta un montón quitar los grafitis del coche. Debería ser ilegal pintarrajear la propiedad ajena.

—Lo es—mencionó Carmen.

—¿Ah, sí?—cuestionó papá.

Madre mía.

Me senté en una de las sillas libres mientras veía los platos de la mesa. Tenían una pinta... curiosa.

—¿Qué es esto?—pregunté.

—Lo he hecho yo—informó Miguel—. Por cierto, se me ha olvidado el zumo. Ya vengo.

—¿Todo bien con Robby?—cuestionó Carmen.

—Sí, todo bien. Al menos ellos dos han hecho las paces—habló papá mirándome—. Aunque en la vuelta se habló poco. Lo suyo con Miguel llevará más tiempo.

Miguel volvió a la mesa.

—¿Queréis zumo?—cuestionó.

—Oh, Miguel—dijo Rosa—. ¿Vais a salir hoy? Olivia, te ha echado de menos.

—En realidad, he quedado ahora con las chicas—mencioné.

—Podemos cenar esta noche como disculpa—propuso.

Asentí.

Las cosas entre él y yo aún no estaban del todo bien.

Entonces a Carmen le dio una arcada antes de levantarse de la mesa para ir rápidamente al baño.

—Mejor pedid comida a domicilio—aconsejó papá.

[...]

No sabía si los consejos de Moon, Sam y Yasmine me estaban confundiendo más, pero, de todas formas, me venía bien su opinión.

Le había dicho a Miguel que teníamos que hablar, me gustaría solucionar las cosas con él y olvidarme de peleas de una vez.

—Sabe que la ha cagado—dijo Yasmine al ver la pregunta de Miguel hacia si me pasaba algo.

—Es que las cosas están muy raras entre nosotros—comenté—. ¿Le cuento lo que siento tal cual?

—No—respondió Yasmine arrebatándome el móvil de las manos para empezar a escribir—. No, menos es más.

—Estoy con Yas—concordó Moon.

—Sí, estás cosas es mejor que se hablen en persona—mencionó Sam.

—Sé breve, no cariñosa—dijo Yasmine devolviéndole el teléfono.

—"No me pasa nada"—leí—. ¿No es demasiado borde?

—Sí / No—respondieron a la vez.

Suspiré antes de enviarle el mensaje.

[...]

Moon nos había llevado a un espá pues Sam estaba bastante mal desde el tonero y pensó que le vendría bien.

𝗜 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗻𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗻𝗹𝘆 𝗼𝗻𝗲 || 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗗𝗶𝗮𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora