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𝗢𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮 𝗞𝗲𝗲𝗻𝗲

Estaba colocándome la bisutería que llevaría al baile cuando el timbre sonó.

Me puse un poco nerviosa sin saber por qué.

Me repasé a mí misma por el espejo verificando que todo estuviera bien. Mi padre había ahorrado bastante para poder alquilar el precioso vestido rojo que portaba. Realmente se lo agradecía y debía tener cuidado de no dañarlo.

—¡Olivia!—me llamó mi padre.

—¡Voy!—avisé.

Tomé el botonier de la mesilla antes de salir de la habitación.

Caminé por el pasillo pudiendo ver a Miguel al final de este.

No había dicho nada aún pero su mirada valía más. Yo... realmente le gustaba, al parecer.

—¡Hala! Estás preciosa—dijo cuando llegué a él.

—Lo mismo digo—le sonreí.

Coloqué la cajita sobre la mesa antes de abrirla para poder ponerle el botonier en la chaqueta de su traje. Él colocó el corsage en mi muñeca.

—Por fin una noche para nosotros—mencioné.

—Sí. Sin kárate ni rivalidades—continuó—. Solo tú y yo.

Qué bien sonaba.

Miré a mi padre quien estaba ahí detrás mirándonos junto a Rosa y Carmen.

—Papá, ¿vas a llorar?—cuestioné con un tono burlón.

—¿Qué? No, yo no lloro—respondió aunque era obvio.

Me acerqué a él para abrazarlo.

—Para o harás que llore yo también—le susurré ya que estaba cerca de su cabeza—. Y gracias por el vestido. Te quiero.

Apretó un poco más el abrazo.

—Y yo. No te imaginas cuánto—susurró también.

Sonreí con muchas ganas de llorar en ese momento. Pero el maquillaje de estropearía y no quería eso.

Me separé del abrazo y miré a Carmen y a Rosa para ir a saludarlas.

[...]

Miguel me tomó en brazos y me dio vueltas haciendo que riera.

—Le vas a dar a alguien—dije.

Él me bajó y me miró con una sonrisa mientras bailábamos

—No puedo parar de mirarte—confesó—. Estás preciosa.

Le sonreí.

—A eso se le llama ser un acosador—bromeé.

—Prefiriría llamarme admirador—mencionó.

Sonreí antes de besarlo.

—Somos admiradores el uno del otro, entonces—dije.

—Puede.

Miré tras él haciendo que mi sonrisa se borrase al ver a mi hermano entrando al lugar tomando del brazo de Tory.

Debía de ser una broma.

—Mierda—murmuré haciendo que Miguel se girase.

Ambos nos miraron antes de continuar su camino.

𝗜 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗻𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗻𝗹𝘆 𝗼𝗻𝗲 || 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗗𝗶𝗮𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora