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𝗢𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮 𝗞𝗲𝗲𝗻𝗲

Robby y yo nos habíamos quedado dormidos en la sala mientras veíamos una película, pero el sonido de la puerta me despertó.

Me acerqué a mi hermano algo asustada.

-Robby-lo llamé en un sussurro moviéndolo-. Robby, despierta.

-¿Qué pasa?-cuestionó adormilado.

-He escuchado la puerta abrirse-susurré-. Ven conmigo a ver.

-Tomamos las cosas y salimos de aquí-dijo la persona que estaba entrando.

Se levantó conmigo pero me hizo una seña para que me quedara donde estaba.

Cuando la silueta de lo que parecía un hombre se adentró más a la casa. Robby tomó impulso antes de darle una patada tirándole al suelo.

Una de las personas que había entrado encendió la luz.

-Dios mío, Rick-dijo nuestra madre-. ¿Estás bien? Robby, ¿qué te pasa?

-¿Que qué me pasa?-cuestionó Robby, incrédulo-. Hace semanas que no vienes y pensé que era un ladrón.

-Bien. Vale, vale-dijo mamá-. Lo siento, solo voy a tomar algunas cosas porque Rick me va a llevar al cabo.

-Al lado del cabo-corrigió ese tal Rick.

-Espera, ¿te vas a México?-cuestioné, incrédula—. ¿Con este tipo? ¿Cuánto tiempo estarás allí? Tenemos que pagar el alquiler y no tenemos...

-No os preocupéis, porque de eso se encargará él-dijo señalando a Rick.

¿Iba a confiar en que ese tipo nos fuese a pagar el alquiler?

-Todo controlado-siguió Rick.

-¿Cuándo vuelves?-cuestionó Robby.

-¿En unos días?-dudó Shanon.

-Semana y media como mucho-dijo Rick.

-Os queda la casa sola para vosotros-dijo dándole con los dedos en el pecho-. No os paséis con las fiestas. Os llamaré mañana-nos dijo para luego darnos un beso en la cabeza s cada uni-. Os quiero.

-Oye-le dijo Robby a Rick cuando mamá salió-. Si la lastimas, la próxima vez no te levantarás.

-Wow, qué miedo-respondió Rick en un tono burlón antes de irse.

Menudo imbécil.

Suspiré.

[...]

Llegué justo a tiempo para la clase.

—Clase, tenemos visita—habló mi padre—. Este es el señor Kreese. Viene de espectador. Fingid que no está aquí. Díaz. Calentamiento.

Miguel pasó al frente e hizo el saludo al igual que todos.

—¡En posición!—dijo Miguel—. Patada frontal—todos hicimos lo que dijo—. Puñetazo frontal. Toqué lateral—hicimos un dab para después reír.

—¿Qué ha sido eso?—cuestionó el sensei claramente molesto.

—Solo brobeábamos—respondió Miguel—. Quedan once meses y medio para el All Valley.

—Sí, y ya sabemos repartir golpes—continuó Halcón

—Ah, ¿sí? O sea, que ya lo sabéis todo—dijo papá—. No os queda nada por aprender.

Aisha soltó una risa.

》¿De qué se ríe, señorita Robinson?

—Perdón, sensei, no lo entendería—mencionó la rizada.

𝗜 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗻𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗻𝗹𝘆 𝗼𝗻𝗲 || 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗗𝗶𝗮𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora