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𝗢𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮 𝗞𝗲𝗲𝗻𝗲

Salí de mi habitación pudiendo ver así a Miguel en el suelo de la sala con lo que parecía un arnés y mi padre a un lado.

—Está vez has caído mejor—felicitó mi padre.

Fruncí el ceño.

—¿Qué es esto?—cuestioné.

—Una ridiculez—respondió Miguel mientras se arrastraba hasta llegar al lado de la mesa auxiliar.

—Mejor que la mierda del hippie ese—contestó mi padre mientras cogía una cerveza.

—¿Escribe una novela?—le preguntó el moreno a papá.

—Más le gustaría—respondí sentándome en el sillón tras Miguel para mirar la pantalla del ordenador también.

Mi padre me miró mal.

—Es un mensaje de Facebook—informó sentándose en el otro sofá.

—¡¿Esto?!—cuestionó Miguel.

—¿A quién?—pregunté.

—A una... chica del instituto—contestó—... a Ali.

—¿A Ali?—cuestionó Miguel—. ¿Ah, sí? ¿A Ali?

Mi padre asintió.

》¡Qué pasada!

—¿Quién es Ali?—cuestioné, confusa, ante la reacción de Miguel.

—La ex de tu padre—respondió—. El amor de su vida.

—Así que Ali—sonreí a mi padre con picardía—. Pero no le irás a mandar todo esto, ¿verdad?

Nos miró con cara de que sí que tenía pensado hacerlo.

—No puede mandar esto—mencionó Miguel.

—¿Por qué no?—cuestionó mi padre.

—Porque tiene 80 páginas—respondió el moreno.

—Y está todo en mayúsculas—continué.

—Tengo que contarle 25 años de mi vida, ¿de acuerdo?—cuestionó mi padre girando el portátil.

—Sí, ya, pero los mensajes cortos molan más—explicó Miguel—. Esto es de un desesperado. Y es siniestro.

》Es como si le hubiera dado... "me gusta" a todas sus fotos.

Mi padre nos miró, obviamente lo había hecho.

—No puede ser—dije.

—Bueno, ¿qué pasa? Me han gustado las fotos. Y hay un botón para eso, ¿no?—se excusó—. ¿Qué hay de malo en darle?

—Que ella lo ve—informó Miguel

—Vale, me he flipado—admitió papá—. Puso una carita sonriente. Hasta tiene las mejillas rojas.

》¿Significa que está cachonda? Yo qué sé. ¿Cómo queríais que respondiera?

Fruncí el ceño.

—No, ella no está cachonda. Tan solo es una carita sonriete—expliqué.

—Oh, vaya—habló Miguel—. Quiere saber qué es de su vida.

—¡Entonces, no está todo perdido!—mencioné.

—Le crearemos un perfil acojonante—empezó Miguel—, y le mandará un mensaje desde una posición de fuerza, ¿vale?

—Primero necesitaremos fotos—mencioné—. ¿Tienes?

𝗜 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗻𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗻𝗹𝘆 𝗼𝗻𝗲 || 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗗𝗶𝗮𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora