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𝗢𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮 𝗞𝗲𝗲𝗻𝗲

Miraba los folletos en mis manos mientras caminaba en busca de Miguel.

Pude verlo mirando un folleto así que me acerqué.

—Hola—lo saludé.

—Hola—dijo él—. Cuántos folletos llevas.

—Sí, al menos tres de estas unis están cerca de Stanford—comenté.

—Si todavía no me han admitido—recordó.

—Bueno, por si acaso—respondí.

—¡Hola!—saludó Demetri.

—¿Qué pasa?—dijo Halcón.

—Los obstáculos y tribulaciones de empollones nos han traído hasta aquí—habló Demetri—. Somos las reinas del baile.

—Oh, ¿en serio?—cuestionó Miguel.

—Pues sí, amigo mío—respondió el pelinegro—. Revolotean a nuestro alrededor, intentando meternos mano en el cerebro.

Lo miré frunciendo el ceño algo confusa.

》Esos buitres pierden el tiempo. Eli y yo queremos ir al MIT desde hace años.

—¿Pides plaza ya en Stanford?—le preguntó Halcón a Miguel.

—Sí, por supuesto—respondió el moreno—, pero quizá también en otra no tan buena. Stanford es muy cara.

Nos mostró los precios.

—Ey, chicos—habló un señor de uno de los puestos—. Amigos, ¿queréis inscribiros en una uni cerca de casa o cómo va la cosa?

—Verás, Gary, la cosa es que los amigos nos vamos a ir yendo—contestó Demetri—. Pero gracias por tus amigopropuestas.

—Pues vale, tío—respondió ese tal Gary—. Pero estas unis tienen mala fama inmerecida. Estas cerca de casa, te preparan para una uni mejor y mamá y papá no tienen que vaciar la cartera.

—Danos un folleto—hablé acercándome junto a Miguel—. Gracias.

[...]

La visita estaba yendo bien, el campus no tenía mala pinta.

—Por aquí veréis la biblioteca—informó el guía—, la cuarta más grande del Valle de San Fernando.

—¿Qué hacemos aquí?—cuestionó Demetri—. Si la uni de Phoenix no fuera online sería como esta.

—Oye, relájate, ¿me oyes?—pidió Miguel—. No puedo cerrarme ninguna puerta.

—No tiene muy mala pinta para estar en el Valle—comenté—. Puede ser tu segunda opción.

—El laboratorio de química se...—continuó el guía pero alguien, más bien, Brucks, chocó contra él tirándolo al suelo.

Kyler también apareció riendo junto a él.

—Te acaba de "brucksear"—le dijo Kyler al guía—. De nada, colega.

Kyler alzó la mirada notando nuestra presencia.

》Anda, ¿qué pasa?

—¿Vienes a clase aquí?—le pregunté.

—No, las clases vienen a mí, ¿lo pillas?—respondió para luego reír.

—¡Hostias, Olivia! Te veo bien—me saludó para luego abrazarme inesperadamente.

—Yo... ¿también?—respondí.

La última vez que los vi a ambos, no estábamos en buenos términos.

𝗜 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗻𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗻𝗹𝘆 𝗼𝗻𝗲 || 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗗𝗶𝗮𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora