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𝗢𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮 𝗞𝗲𝗲𝗻𝗲

—Al fin entrenaremos en el mismo dojo—le mencioné a mi hermano mientras caminábamos hacia el Miyagi-Do.

—Veremos qué tal eres entrenando—dijo él.

—Te ganaría si nos enfrentamos—respondí.

—Ya, claro—contestó mientras entrábamos en el dojo.

Se escuchó un silbido por parte de Chozen haciendo que nos acerquemos al igual que los demás.

—¿Dónde están mi padre y Johnny?—cuestionó Sam cuando llegamos frente a la plataforma.

—No aquí—respondió Chozen—. Hoy entrenáis conmigo. Saludo

Todos hicimos lo que dijo.

》Cobra Kai gana terreno, tenemos que prepararnos. Aprenderemos sobre Yanbaru Kuina.

—¿Qué es eso?—cuestionó Chris—. ¿Un movimiento secreto? En plan...—hizo como si le cortaran el cuello.

—No, es ave—respondió Chozen—, más conocido como Rascón de Okinawa, casi extinto. No vuela.

—Normal que esté en peligro—dijo Demetri.

Chozen sacó una huevera con huevos en ella.

—¿Son huevos de Rascón?—cuestionó Miguel.

—No, del súper, a tres treinta y nueve—respondió Chozen.

Fruncí el ceño.

—Coged huevo—indicó Chozen.

Todos cogieron uno, Sam nos pasó uno a Robby y a mí.

—¿Y qué hacemos?—cuestioné.

Yanbaru Kuina debe proteger huevo de Kume Shima habu, serpiente venenosa. Tenéis que hacer lo mismo—le dio la vuelta al reloj de arena—.  ¡Empieza la preparación!

—¿Nosotros de qué los protegemos?—cuestionó mi hermano.

—De mí—respondió Chozen.

Sacó unos sais e hizo unos movimientos para luego apuntarnos con ellas.

》¡Hajime! ¡Vamos, vamos!

Todos nos fuimos rápidamente de allí

Fui junto a mi hermano con Sam y Anthony.

—Plantéatelo así: usaste el cerebro para sortear el obstáculo—le decía Sam a Anthony.

—Esa es la esencia de Miyagi-Do—dijo Robby.

—Hola—saludó Sam.

—Hola—dijo él.

—Qué deja-vu verte por aquí—le dijo Sam.

—Sí, esto me trae recuerdos—habló—. ¿Cuántas veces habéis lijado ya esa plataforma?

—Pues ninguna—respondí, sonriendo—. Papá trajo una lijadora.

Él soltó una risa.

—Típico de él—dijo.

Sonó un silbido por parte de Chozen.

Robby y yo nos separaramos de Sam y Anthony.

—Lo podemos guardar en el bolsillo—propuse mientras caminábamos—. Así nos podremos mover y llevar al huevo con nosotros.

—Si nos golpea lo romperá y encima nos marcharemos—mencionó—. Es mejor enterrarlo.

—Vale, enterrémoslo—accedí—. No vaya a ser que la princesita se ensucie.

𝗜 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗻𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗻𝗹𝘆 𝗼𝗻𝗲 || 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗗𝗶𝗮𝘇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora