𝗢𝗹𝗶𝘃𝗶𝗮 𝗞𝗲𝗲𝗻𝗲
Mi padre y yo habíamos ido a ver a Miguel al hospital.
Cuando llegamos a la puerta, pudimos ver a Miguel tratando de coger el móvil de la mesa, pero no lo alcanzaba.El moreno miró hacia la puerta notando nuestra presencia.
—¿Qué hace aquí?—le preguntó a mi padre.
—¿Quieres el móvil?—le preguntó papá.
—Sí—respondió él.
Mi padre movió la mesa alejándola de Miguel.
—Pues ve a por él—contestó mi padre.
—No puedo andar—recordó Miguel—. Aún con la operación puede que nunca...
—¡Silencio!—gritó mi padre sobresaltándome—. "Nunca, "no puedo"... Son solo palabras, nada más.
》Ya es hora de que salgas de esa cama y espabiles. Ya no eres un crío. No lo tendrás fácil.
》Si quieres algo, tendrás que arrastrarme por el suelo y usar los dientes si es necesario.
》Tendrás que echarle un par. Y yo siempre estaré a tu lado. Porque siempre seré tu maestro. Ahora ve a por él.
—Sí, sensei.
—Ha sido muy bonito e inspirador, papá, pero realmente no creo que...—traté de decir.
—Calla—me interrumpió mi padre.
Negué con la cabeza mientras rodaba los ojos.
Miguel se quitó la manta de encima y se sujetó para tratar de incorporarse.
—Tú puedes, venga—lo animó papá.
El moreno se levantó un poco de la cama usando la fuerza de sus brazos pero, al estirar el brazo para coger el móvil, cayó al suelo.
—Mierda—dijo papá—. Te has caído como un campeón.
—¿Estás bien?—le pregunté.
—Sí—suspiró Miguel.
—¡Enfermera!—llamó mi padre.
[...]
Habían vuelto a subir a Miguel a la cama y mi padre había bajado a la cafetería del hospital a por algo.
—Yo creo que la operación va a funcionar—le dije a Miguel—. Tengo ese presentimiento.
—Espero que aciertes—me sonrió.
Le sonreí de vuelta.
—El otro día organicé un lavado de coches para pagar tu operación, salió por la tele, no sé si lo viste—mencionó—. Participó muchísima gente del instituto y recaudamos mucho.
Su sonrisa se ensanchó.
》Pero los de Cobra Kai robaron el dinero. Espero que al menos lo hayan dado para tu operación, aunque fuera a su nombre.
—¿Ya no estás en Cobra Kai?—cuestionó.
Negué con la cabeza.
—Mi padre ya no es sensei—mencioné—. Y yo solo lo quiero a él como sensei.
—Eso es bonito—comentó—. Deberías decírselo.
—Lo intentaré—respondí con una pequeña sonrisa—. ¿Cuándo te darán el alta?
—Si todo va bien, en unos días—respondió.
—Eso es genial—dije—. Me dejarás visitarte, ¿no?
—¿Qué? No—respondió—. No quiero verte.
Se cruzó de brazos y apartó la mirada, infantilmente, dándome cuenta de que era una broma.
—En realidad yo tampoco—mencioné—. Pero mi padre me obliga a venir.
Rodé los ojos antes de soltar una risa junto a él.
Era genial poder estar bien con él, como al principio.
[...]
Estaba esperando en la fría sala donde habían varias mesas con gente también esperando o hablando con alguien más.
Si tan solo esa parte del lugar se veía tan depresiva, no me imaginaba dentro.
La puerta pitó indicando que se abría. Pude ver a Robby entrar a la sala junto a un guardia. Su ojo estaba morado.
Me levanté para abrazarlo.
—Hola—lo saludé.
—Por fin alguien viene a verme—comentó él.
—¿No vino papá el otro día?—cuestioné mientras nos sentábamos.
Él soltó una risa sarcástica.
—No apareció—respondió—. Típico de él. No sé por qué me hice ilusiones.
—Seguro que pasó algo.
—¿Pasó algo y ni siquiera tú, que vives con él, lo sabes?—mencionó—. Sí que es un hombre misterioso.
》Yo te diré donde estaba... ¡Estaba con Miguel! Como siempre. Encima me echa en cara lo que hice.
》Lo odio.
—Yo... yo no lo sabía—comenté.
—Me lo imaginaba—respondió—. Solo no quiero que tú también antepongas a Miguel sobre mí.
—No. No, claro que no lo haré—dije—. Por mucho que él me pueda gustar, tú vas por encima de todos.
》Eres mi persona favorita, que lo sepas.
Él me sonrió un poco haciendo que me sintiera mejor por haberlo hecho sentir bien, aunque solo fuera por unos segundos.
—No lo entiendo—dijo—. Soy una mierda.
Negué con la cabeza.
—No lo eres—aseguré—. Te conozco y sé que no lo eres.
Tomó mi mano sobre la mesa.
—Gracias por estar siempre ahí—agradeció.
—Siempre lo voy a estar—dije.
Quería saber qué había pasado con su ojo morado pero, al ver que se había relajado un poco, decidí dejarlo estar.
—Te quiero, Oli—dijo.
—Yo mucho más.
No olvidéis votar♡
2•4•24
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𝗜 𝗸𝗻𝗼𝘄 𝗜'𝗺 𝗻𝗼𝘁 𝘁𝗵𝗲 𝗼𝗻𝗹𝘆 𝗼𝗻𝗲 || 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗗𝗶𝗮𝘇
FanfictionNo todo es tan bueno como parece, los ojos no son capaces de mentir. Olivia es totalmente contraria a él, o al menos eso es lo que parece, pero igualmente consiguen tener algo juntos. Aunque, desgraciadamente, los problemas de confianza de uno y las...