CAPITULO 25

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Artem

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Artem


Leo otra vez los mensajes de Sergei y no me preocupa que venga, tampoco me importa que mi padre quiera averiguar quién es Tori y sobre su familia, quiere usar sus contactos para saber quiénes es la mujer con la que me case con tanta premura. Lo que más me preocupa ahora es cada noche que me toque compartir la cama con ella.

Ella no lo sabe, o más bien, lo sabe muy bien, me gusta lo suficiente para follármela cada noche, sin embargo, no lo haré, no puedo, no tengo que arruinar mis planes solo por qué no puedo controlar que mi polla se ponga dura cuando la veo.

Y su maldita boca.

Sonrió porque nunca creía que esa chica tan despreocupada fuera tan ardiente.

Tori es fuego.

Reviso algunos contratos y me concentro en lo que debo hacer, dinero. He trabajado por años y se que hay puedo perder algo de dinero y mañana si no pierdo el rumbo, recuperarme y obtener ganancias. Alek siempre me lo decía:

"Lo que pierdes hoy, en cuestiones de dinero, puedes reponerlo y multiplícalo si te lo propones y no pierdes tu rumbo."

Él lo supo, y eso es algo que tenga muy claro, solo que no le permitieron hacerlo luego de que aquella mujer lo engañara.

Realizo varias llamadas, dos video conferencias y vuelvo a la casa algo agotado, y se que no descansaré. La incómoda cena que me espera y estar alerta porque en cualquier momento Tori quizás explote y diga todo lo que hice para que se casara conmigo, me estresan; se que Maki ha dicho algo de ese primer encuentro que tuvo con mi esposa y es lo que los inquieta aún más.

Mi padre cree que ella es solo una oportunista, mi madre que estoy enamorado de la mujer y en tanto que me case apresurado sin pensarlo bien y ¿Maki? No tiene ni idea que pasa, lo peor es que creen que con traer aquí a Sergei me sacara la razón de mi matrimonio con Tori.

— No puedes criticarnos — la voz de mi hermano mayor resuena en la oficina que tengo en mi casa, llegó algo tarde y aún no ha dormido y yo tampoco, aunque ya es hora de desayunar — cuando es demasiado extraño que no supiéramos sobre ella y luego nos enteramos que te casaste con ella siendo una completa desconocida.

— Para ustedes lo es — le replicó — para mi no, por eso es mi esposa, la conozco — miento porque no solo no la conozco, si no que cada vez me sorprende aún más.

Está mañana me levanté casi con mi polla apretado para no correrme en su redondo trasero porque me lo restregó de una manera que no pude aguantarme. Y no solo lo hablo de esa manera seductora que es en el sexo, no ha hecho berrinches y aunque no entiende el idioma de mi familia a veces la observó mirarlo con detenimiento y tratando de repetir algunas palabras, imagino que quiere saber de qué hablan. Y si, es sobre ella que lo hacen siempre, de muy mala manera.

Me robe a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora