CAPITULO 57

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Tori


El lugar donde me mude no es el mejor en la ciudad, de hecho vivo en el cuarto piso y por alguna razón que desconozco el ascensor esta en mantenimiento y por los comentarios de la señora Carlota, que es la mujer que se encarga de la administración del lugar, tiene muchos años así.

No importa el lugar mientras pueda estar cómoda conmigo misma. Me compre un pequeño juego de ciencias, que es como para niños en los que durante mis horas aburridas en mi apartamento me ayuda a hacer nuevas fragancias.

Me ha ido bien con una nueva línea de baño y splash que ahora cree y no han dejado de solicitarme, la primera que hice fue la lecha de rosas, esa que enloqueció a Artem cuando la use y fui al spa con su madre, la línea se llama SUMASSHY, es más bien un juego de palabras para la definición de loco en ruso que seria algo asi como: sumasshedshi, como no tenia idea como pronunciarlo, me pareció lindo y atractivo dejarlo asi; aunque mi amigo Google me ha ayudado mucho, es difícil entender Ruso.

No sabía lo que decía Artem a veces.

En ocasiones no se lo que habla Mika. No confío 100% en ella, se que es su hermana y aunque nunca me ha fallado desde que empezamos este proyecto, espero que siempre me diga la verdad, le dije claro eso, ya basta un Sokolov mentiroso en mi vida, pero creo que todos merecemos una oportunidad, ella me la esta dando a mi y yo a ella. Creo que como socias estamos bien, por ahora.

Subo hasta el tercer piso y escucho algo de ruido en el piso donde ahora vivo, me asomo y noto personas correr por las escaleras y otras mover muebles el mi piso, se que el apartamento frente al mío está desocupado, según la Señora Carlota tuvo un problema de filtración que causó la muerte del último inquilino, sufrió de neumonía y nunca pudo curarse, no se si me lo dijo para asustarme o era la verdad, pero no quise ahondar en detalles y me fui a mi lugar, igual que ahora que al llegar al piso, solo voy una ojeada al apartamento y a los muebles que están tratando de meter pero no entran por la puerta.

Demasiado grandes y ostentosos para un lugar tan pequeño como ese.

— No dañen ese lindo sofá — escucho la señora Carlota que esta en la parte de adentro del apartamento vecino. — ¡oh, hola Tori! — sonríe y saluda con su regordeta mano, ella es baja de estatura y con cuerpo voluptuoso.

— Señora Carlota, ¿nuevos vecinos? — le pregunto a la mujer quien se mete uno de sus mechones marrones con plateado por detrás de la oreja al ver pasar uno de los hombres de la mudanza, que delante de ella son demasiado grandes.

Él inclina la cabeza, al quitar el sofá y dejarla pasar.

— Gracias guapo — le dice ella y sonríe con picardía. — si, cambiaron las tuberías mientras trabajabas — me dice imagino que para no molestar por el ruido. — les pedí que no lo hicieran mientras estabas tu ya que duermes poco ¿Por qué trabajas tanto si solo haces perfumes? — me pregunta por curiosidad.

Le di una muestra de unos de mis nuevas creaciones y cree que solo hago perfumes, y sin importarle mi título de químico, y mi línea intima para hombres.

— No subestime el trabajo de otros — le digo no molesta mas bien bromeando, ya que ella me ha dicho lo mismo hablando sobre lo que hace.

— Si, bueno, espero que no te moleste la mudanza — se dirige a los hombre que consiguieron una manera de meter el tedioso sofá negro.

— No se preocupe, trabajare un buen rato — miro el interior del otro apartamento y hay mucho movimiento y demasiados muebles — los nuevos vecinos son muy... ostentosos — veo una tv tan grande que creo que cubrirá toda una pared.

— Si, que lo son — dijo la mujer y bajó las escaleras. — si hacen demasiado ruido me envias un mensaje y subir aprenderlos.

— No creo ser necesario — le digo, pensando que no molestara a la mujer a que suba los 4 pisos solo para decir que se callen.

Me vuelvo hacia mi propia entrada del apartamento. Entro y aunque estoy segura que los lugares tienen el mismo espacio el mío se ve tan grande y vacío.

Solo tengo un butaca rota que dejaron los últimos inquilinos, la pequeña cocina no tiene puerta en las alacenas y el fregadero a veces gotea, pero no me importa, si puedo estar aquí tirarme en el suelo y sentir el silencio, mientras mis pensamientos no dejan de atormentarme.

Pienso en mi trabajo y en lo que hago cada día en el laboratorio, Amari empezó a ayudarme con las mezclas, y está emocionada, no le he pagado lo que debería, pero ella sabe que pronto recibirá su recompensa, me ayudo demasiado y definitivamente fue una gran amiga, no le pregunto por Iris, imagino que le duele que se haya ido sin despedirse, o no se si le dijo al final que en realidad era policía. No lo sé, creo que todo con esto tenemos nuestros propios monstruos.

El mio es Artem, y aunque lo odio muchas veces en la oscuridad lo pienso y extraño.

Me siento estúpida si, no debería de pensarlo luego que me haya lastimado tanto, tengo que odiarlo, pero luego lo justifico, por todo lo que vivió su hermano y me siento aun mas idiota.

Creo que me quede dormida en el piso y siento un estremecimiento y luego otro y algunos insultos y sé que son los de la mudanza, y cuando miro la hora me levanto de un salto, estoy a oscuras y ya son casi las 10 de la noche ¿Quién se puede mudar a estas horas?

¿Un mafioso? ¿un delincuente? las personas comunes usamos horarios comunes, no a estas horas donde todos duermen en sus casas, pero no creo que sean mafiosos porque hacen demasiado ruido, me levanto de golpe para llamarle la atención.

Me calzo una de mis zapatillas y no encuentro la otra en la oscuridad. Escuchó un insulto en un idioma que no entiendo.

¿Eso es ruso? — me pregunto

Voy y abro la puerta, aunque la luz del pasillo me ha dejado ciego de repente puedo ver una espalda ancha, con una camisa remangada, pantalones ajustados de vestir, cabello rubio.

¡NO ME JODAN!

— ¿Artem? — susurro pero creo que no fue lo suficientemente bajo porque se da la vuelta y me hace confirmar que no es joda, es real, es el mismísimo Artem Sokoloco.

— Mashenka — dice y me muestra todo su maldito y hermoso cuerpo.

¿QUE CARAJO?

— ¿Qué crees que haces? — le reclamo con la cara ardiendo de desconcierto y rabia.

— Lo siento si te molestamos pero la mudanza nos dejó todo tirado y Marcus y yo...

— Señora Tori — el moreno sale detrás de la puerta.

Ninguno de los dos se sorprenden.

— ¿Qué carajos haces Artem? — digo aun mas duro, mis manos están en puño tratando de controlar la rabia que siento en ese momento. — ¿me estas vigilando? ¿eso hacen ustedes dos? — los señalo, pero el no me muestra ninguna expresión más bien está complacido y eso me altera un poco más. Maldición ¿vuelve a seguirme, eso haces? ¿me vigilas y me sigues?

— ¡Calmate, mashenka! — me dice de repente y luego veo como Marcus me mira, no se que caros tengo en la cara pero los dos parecen preocupados — se acerca poco a poco y doy un paso atrás y siento algo húmedo en mi manos, la miro.

Es rojo, sangre y soy estúpidamente debil al ver sangre, toco mi cara y tengo aun mas en mis manos, de repente todo se pone negro.

Me robe a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora