CAPITULO 41

803 67 0
                                    

Artem


Llego a mi oficina luego de una mañana con mi esposa. Se supone que lo del viaje me llevaría un día y terminé lejos de ella por tres largos y estresantes días, y por más tonto que parezca, necesita a Tori.

Me siento adicto a su cuerpo, a escuchar sus quejas y ahora hasta a su risa, porque luego que la llamé para darle las malas noticias que debía quedarme más de lo previsto, su insulto favorito hacia mi fue: loco intenso, solo porque quiero saber que hace a cada momento, no estoy loco por eso, es mi puta esposa y necesito saber qué carajos hace cuando yo no estoy en la ciudad

¿Por qué sería intenso por eso?

El problema de Tori es que es demasiado independiente, y no le gusta que la controlen, sin embargo, yo debo poseer todo el control en cada momento, no soy tan poderoso por nada, además, no puedo perder de vista a Tori, ni un solo momento. Me case con ella para eso, y aunque no puedo decirle ella debe entenderlo.

Cuando me encuentro con Julia quien me recibe con una taza de café miro algo extraño en ella y luego sus ojos van hacia la sala de espera, y mientras tomo un sorbo del líquido miro por sobre mi taza. Y casi me ahogo, simule y luego volví a ver a mi asistente.

Ella asiente y habla.

— Señor tiene una visita, pero ya le dije a la señorita que no tiene tiempo de recibir a nadie hoy — yo ignoro la presencia de la chica y trato de entrar a mi oficina, pero una pequeña mano me lo impide.

— Hola Artem, solo me llevará un minuto — Irina Shenin, mi ex — por los viejos tiempos.

No soy sentimental ni siquiera sé lo que es llorar aunque cuando murió Alek estuve muy cerca, pero decidí guardar las lágrimas, porque no aceptaba nada de lo que decían sobre él, y me cabreaba todo.

— Irina — le digo y no puedo quitarme la mano porque tengo la taza de café, pero preferiría que no me tocara.

No odio a la mujer, de hecho, se que terminar con ella fue una cabronada de mi parte luego de que viaja hasta Rusia para estar conmigo, cuando el funeral de Alek.

Pero ella y yo no estábamos en el mismo ritmo en nuestra relación, y preferí parecer un patán en vez de seguir en algo que no traería sino molestia a los dos, ella era muy niña y yo estaba demasiado dolido por lo de mi hermano. No deseaba ninguna compañía, menos a alguien que exigía mucho, sabía que la diferencia de edad nos jugaría una sucia, pero ella se empeñó en mí y a mi me gustó su empeño, fue una relación con demasiados altos y bajas, y presión de parte de su familia y la mía.

Su familia es muy conocida y tiene mucha influencia en los EEUU y ella estaba acostumbrada, como es una niña minada, de tener todo lo que quiera y me quería a mi, yo fui un tonto, me gustaba y no supe cómo parar a tiempo y me enrede, al final, la obligue a qué subiera a un avión de vuelta y no quise saber nada más de ella.

Su familia me amenazó con denunciarme, pero Irina no era menor de edad y ni siquiera virgen, así que ellos creían que su pequeña niña debía estar casada para tapar sus aventuras, pero ella no era tan niña como quería aparentar, y yo no soy tan estúpido para caer en enredos y mentiras, descubrí todo y con lo de Alek me enloquecí y no la quise ver mas.

Ahora está en mi oficina y me pregunto ¿Para qué vino?

— Ya escuchaste a mi asistente, estoy muy ocupado. — trato de cerrar la puerta pero los rulos rubios entran en la oficina empujando y casi me cae el café.

Julia trata de intervenir, pero levantó la mano para que no lo haga, es mejor que la atienda o no me dejara en paz, la conozco y se lo caprichosa y persistente que es, y no quiero dañar mi mañana luego de estar tan deliciosamente entre las piernas de Tori.

Me robe a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora