Tori
— Elige un vestido hermoso — me dijo y elegí uno color vino, no me casaría con él con un vestido blanco, y como si él supiera mi decisión, o más bien él sabe todo.
¡Ah! vamos por dios, él sabe todo — me reprendo al verlo con un traje negro y una cobarta del mismo color de mi vestido, como si lo hizo con la intensión.
En cualquier otra circunstancia diría que es detallista, pero Artem es un loco obsesivo, así que lo único que me hace pensar es que está aún más loco, ¿debería de tener miedo?.
Me mira mientras estira su mano para que la tome, estábamos en un salón de su casa, lo habían decorado para la ocasión, llena de rosas rojas.
Bien, lo supo hacer. Quería vestirme de rojo para que se diera cuenta que eso no es una boda común, él no estaba enamorado de mi ni mucho menos, no sé aún su intención y aún así acepté.
¿Soy estúpida? No, no tenía más salida, luego de que todo esto termine me iré lejos y él no me conseguirá, pediré ayuda a mis padres y desapareceré, eso planeo hacer, y mucho mas.
Mucho menos dejaré que me toque este hombre, que es un loco obsesivo. No lo dejaré.
Fue una ceremonia sencilla, habían algunas personas, las cuales no conozco, y supongo que él, sí.
Nos casó un juez de paz y luego de firmar, no nos besamos como haría cualquier pareja de esposo y parece que no le importó, y tampoco a los presentes.
Me sentí extraña, no que me sintiera mal porque no me besara pero era demasiado evidente que aquello era un montaje. ¿Y si en verdad no me estaba casando con él? ¿Si todo era una actuación?
¿Para qué hacía todo eso?
Si era mentira ¿Por qué insiste en todo esto?, no tengo idea. Pero como si él supiera mis dudas me entregó un sobre mientras trataba de esconderme entre las hermosas flores que decoran el lugar.
— Toma, el certificado de matrimonio — dice al ver que no tomo el sobre — ya eres mi esposa, eres una Sokolov. Puedes usar tu nuevo apellido para lo que desees.
Miro el sobre y luego a él.
— ¿Para que me lo das? Si eras tú el que deseaba esto — digo con arrogancia y volteo hacia el salón. Tomo la copa de champán que tiene de uno de los meseros.
— Sabrás que es la mejor de las decisiones que has tomado — insiste.
Miro el fondo de mi copa, las burbujas del champagne suben.
— No me interesa — respondo cansada.
— Deja de portarte como una chiquilla malcriada — dice y noto que coloca sus manos a cada lado de mi cuerpo y me aprisiona.
— Que...¿Qué haces? — digo nerviosa.
Hay mucha gente a nuestro alrededor y en este momento solo deseo alejarme de este loco obsesivo.
Mi corazón se aceleró cuando su aliento golpeó mi cabello.
— Eres ahora mi esposa... — habla a mi oído — querrás muchas cosas y yo te las daré.
Coloco mi mano en su pecho para alejarlo, y parecía una roca.
¿¡Dios! ¿En qué tiempo este hombre se ejercita tanto que sus músculos son tan duros? Recuerdo cuando se desvistió frente a mí mostrando ese cuerpo tan bien definido.
La vida es realmente injusta.
— Te dije que si decides tocarme, soltse (sol: expresión cariñosa hacia la pareja) te dejaría hacerlo — susurra mientras mi mano baja a su pecho.
Está tan bien moldeado que hasta con la tela de su traje puedo sentirlo.
No, no Tori, no es hora de ser una zorra sinvergüenza — me digo mientras lo empujó para apartarlo, pero no se mueve.
— Señores Sokolov — dice alguien y antes de poder reaccionar, veo el flash de la cámara.
Artem y yo nos mirábamos y nos fotografiaron. Yo tapé mi rostro y él aprovechó en abrazarme.
No podía oler tan bien — dije cuando lo empujé, ahora si se alejo, aunque no tanto como quisiera.
— ¿Otra foto? — preguntó el hombre.
— No, gracias — digo y me alejó.
— Gracias, pero mi esposa es muy tímida — lo escuché excusarse con el hombre mientras yo decidía que era demasiado por hoy.
Ya ese hombre me tenía en sus manos y no tenía idea qué pasaría ahora.
Llegué a mi habitación y me encerré, estaba muy nerviosa, mi corazón no sé calmaban y caminaba de un lugar a otro.
Cuando la puerta se abrió horas después, sabía que era él.
Artem Sokolov, mi esposo.
Me mira, se había quitado la chaqueta y la corbata y tenía la camisa remangada.
— Como no comiste nada, decidí traerte algo del banquete — dice y veo pasar a uno de los meseros con una gran bandeja con comida y a un lado un trozo de pastel. — Tomé la decisión de cortar el pastel ya que no estabas.
No digo nada, pero si olía delicioso y sentí como mi boca se hacía agua.
Eran casi las siete y no había comido desde la noche anterior.
— Disfrútalo — dice mientras el mesero se va y nos deja solos.
Sentí su mirada en mí, y mi corazón se enloqueció.
¿Vendrá a declararme como su mujer? — me pregunté nerviosa.
— Descansa, mañana iremos donde tus padres a informarles que nos casamos — dice con esa calma que siempre tiene.
— ¿Por qué no vamos hoy? — pregunto al verlo..— es temprano aún.
Niega con su cabeza.
— Prepare una cena con tu familia mañana — me dice y lo miró, sus ojos están oscuros e inexpresivos, como si lo que dice es algo común para él.
— Usa un vestido más hermoso que ese que tienes hoy, recuerda de quién eres esposa ahora, señora Sokolov.
¡Prepotente! ¡Idiota y presumido! — pensé, y así como entró a mi habitación, se marchó.
Dejándome con la duda de porque ahora que soy su esposa, porque no me reclama como su mujer.
¿Qué pretende Artem Sokolov?
*********************
Gracias a todos los que han venido a poyarme con esta nueva historia, aunque es un reto sin culminar, se que puedo hacerlo.
Tratare de colocar mas de dos capítulos a la semana, se que son impacientes, pero estos meses son complicados para mi trabajo.
ARTEM SOLOKOV es un misterio, pero les digo que vale la pena descubrirlo.
ESTÁS LEYENDO
Me robe a la novia
RomanceTori Rusell, una química cosmetóloga en crecimiento, se entera en la noche de su boda, que su esposo la estaba engañando con su hermana menor, así que huye de la recepción, y en medio de su escape sufre un accidente que la lleva a la casa de un ele...