CAPITULO 7

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Tori

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Tori


Estoy frustrada y furiosa, no sé cómo salir de este lugar, odio que sea tan cómoda la cama, que sean tan amables conmigo, pero estoy encerrada y soy prisionera de un lunático que insiste en que me tengo que casar con él.

— ¿No puedes conseguir una esposa tú solo? ¿Debes secuestrarla y obligarla? — le pregunté luego de pasar el día encerrada en esta habitación rosada y tener que soportar su visita en la noche luego que me negara a cenar con él.

— ¿Crees que tengo problemas con conseguir una mujer? — me dijo arrogante el idiota y loco del ruso — puedo salir y elegirla, y dudo que alguna se niegue a estar conmigo.

Lo mire y le pregunté:

— Entonces, ¿qué mierdas hago yo aquí? ve y busca alguna de esas locas y desesperadas por casarse contigo — respondí furiosa

— Porque no quiero a cualquiera, si no a tí — dijo antes de irse y dejarme sola.

Hasta ahora, que me pidió que bajara a desayunar. Y no me gustó obedecer, porque en cuanto me vio, noto una curva en sus labios.

Odio a este loco.

Se que cree que me ganó. Solo lo hice por que me prohibió comer en la habitación y que debo usar el comedor y estar con él.

¡Loco, maniático psicótico!

Lo odio.

— Solo estoy aquí por la comida, no por ver tu cara de loco — digo y me siento lo más lejos posible, como siempre.

Toma su taza de café y escucho la porcelana chocar en cuanto la pone otra vez sobre el plato.

— Buenos días, yo también me alegro de desayunar contigo — dice con voz ronca.

Odio tanto que sea tan bien parecido y sexi.

No, no es momento para comportarme como una perra calentona, no con este lunático — me digo.

— Está noche te daré una sorpresa — me dijo y lo miró antes de devorar una tostada con mermelada — elige un lindo vestido y nos veremos en la cena.

Se levanta de la silla y camina, pero en el momento en que pasa por detrás de mí se detiene, y siento un escalofrío porque sé que está justo detrás de mí.

— No tengo ropa — me quejo

— Tienes un closet lleno de ropa que sé que sera de tu agrado — dice y camina — elige el más bonito.

Se desaparece y resopló.

— ¡¿Quién se cree este loco de mierda?! — digo y me levanto notando que estoy sola.

Bueno, eso creía yo, al caminar hacia la puerta veo ahí a uno de sus gorilas.

— ¿Desea algo la señorita? — pregunta el hombre alto con apariencia de un luchador de WWE.

Me robe a la noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora