Capítulo 7

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El dolor y el deseo de ser culpada

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El dolor y el deseo de ser culpada.

Parecía la llorona, me arrastraba por las paredes de mi habitación llorando sin consuelo alguno, habían pasado dos días desde que Luke nos traicionó y se fue, llevándose parte de mi corazón con el.

Mi herida había sanado, gran parte gracias a Apolo, la otra parte por los cuidados que me dieron en la enfermería, Dionisio no se había dignado a tocar mi puerta,  pero sabía que estaba furioso, había escuchado sus palabras enfurecida: SI QUIERE TRAICIONAR EL PUTO CAMPAMENTO QUE LO HAGA PERO LASTIMAR A ELEONORA ESO ES PASARSE DE LA RAYA.

Mis lágrimas habían quemado mis mejillas, y mis ojos rojos hasta más no poder, mientras que debajos de ellos, las bolsas negras estaban convirtiéndose en moradas.

Quirón venía todas las mañanas a tocar mi puerta, pero yo no habría, quería tanto salir a consolar a Annabeth pero no podía ni consolarme a mí misma, quería saber como estaba percy pero no podía ni ponerme de pie, y aunque quisiese ver a Meira no podía dejar que me viera en este estado.

Me senté en la cama, mirando el espejo frente a mi, mi cabello había perdido el brillo, y sentía que ya no había más lágrimas en mi.

La puerta de la habitación fue abierta, me gire mirando a Dionisio entrar, su cara estaba fría como el hielo, me señaló con su dedo índice.

—Ponte de pie.

—Déjame en paz.

—No lo volveré a repetir, ponte de una puta vez de pie o lo haré yo.

Me puse de pie a regañadientes, se hizo a un lado señalando ahora la puerta.

—Sal.

—Dionisio no quiero...

—Sal ahora.

A paso lento sali de la habitación, llegando hasta su oficina, él tomó asiento detrás de su escritorio, me senté frente a él, en silencio, vi como hizo aparecer una copa de vino, poniéndola frente  a mi, y un refresco para el.

Quirón siempre ha sido el sentimental, el que se sienta y te pregunta como estas, y busca una solución si tienes un problema.

Dionisio es el que bromea con todo, y no le pone mucho interés a los demás, ver esta faceta suya me ha sorprendido, puso la copa en mi mano, suspiro.

—Toma, luego habla, te escucharé en silencio, solo... desahogate.

—No quiero hablar.

—Pues bebe.

Hice lo que dijo y bebí la copa de golpe, pasamos varios minutos de el relleno mi copa y yo bebiendo, con solo el silencio llenando la habitación, estaba ya algo atontada cuando el primer sollozo salió de mi cuerpo, me incline levemente tapando mi boca.

ꜱᴛᴀʏ ᴡɪᴛʜ ᴍᴇ| ᴀᴘᴏʟᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora