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Ya me perteneces.
—Vaya, que calor desprende este tipo—Dijo Thalía.
—Es obvio, es el Dios del sol.
—No se refería a eso, Percy.
Apolo se acercó a su hermana sonriendo.
—Hermanita, hace mucho tiempo que no me llamas ni me escribes. Ya empezaba a preocuparme.
—Estoy bien, Apolo y no me digas hermanita.
—¡Eh, que yo nací primero!
Que mentira, ella te ayudo a nacer.
—¡Somos gemelos!, ¿Cuántos milenios habremos de seguir discutiendo...?
—Bueno, ¿Qué pasa? —La interrumpió—Tienes a todas las chicas contigo, por lo que veo. ¿Necesitáis unas clases de arco?
Artemisa apretó los dientes y yo intente no reírme.
—Necesito un favor. He de salir de cacería. Sola. Y necesito que lleves a mis compañeras al campamento Mestizo.
—¡Claro, cielo...! Un momento—Levanto una mano, en plan de todo el mundo quieto—Siento que me llega un haiku.
Las cazadoras refunfuñaron. Por lo visto ya conocían lo suficiente al solecito. El se aclaro la garganta antes de hablar.
—Hierba en la nieve, Me necesita Artemisa, Soy muy guay.
Todos guardamos silencio, sin saber realmente que hacer, realmente era una mierda en eso del haiku.
—El ultimo verso solo tiene cuatro silabas.
—¿En serio? —Apolo frunció el ceño, de esa manera note el parecido en ambos, haciéndome sonreír.
—Si, que tal: ¿Yo soy muy engreído?
—No, no, tiene seis, hum.
Zoé Belladona se giro hacia nosotros con fastidio.
—El señor Apolo lleva metido en esta etapa de haiku desde que estuvo en Japón. Peor fue cuando le dio por escribir poemas épicos. ¡Al menos un haiku solo tiene tres versos!
—Ya lo tengo—Exclamo Apolo—¡Soy fe...no...me...nal! ¡Cinco silabas—Hizo una clase de reverencia muy orgulloso de sí mismo—Y ahora, querida... ¿Un transporte para las cazadoras?, Muy oportuno, iba a salir a dar una vuelta.
—También tendrás a los semidioses—Preciso Artemisa—Son campistas de Eleonora.
—No hay problema—Apolo evito mirarme, fruncí el ceño—Veamos... Tu eres Thalía, ¿verdad?, Lo sé todo de ti.
—Hola señor Apolo.
—Hija de Zeus, ¿no?, entonces somos medios hermanos. ¿Eras un árbol, cierto?, Me alegra que ya no. No soporto ver a las chicas guapas convertirse en árbol. Recuerdo una vez...