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Amor es amor sin importar cuanto sea.
Elethea soltó un grito ahogado al sentir como su cuerpo chocaba con brusquedad contra el suelo, pero soltó otro grito al sentir como sacaban las espadas de su cuerpo, rodó levemente rodeando su cuerpo con sus brazos adolorida.
Escucho varias voces a su alrededor, fingiendo un poco logró poner su mano en su collar y lo arranco abriendo Artemis y apuntando hacia las personas a su alrededor, pero la bajó de inmediato al ver a su madre y a Dionisio.
Soltó un suspiro recostándose en el suelo.
—¿Qué pasó?—Hablo Dionisio ayudando a Elethea a ponerse de pie—¿Dos espadas?
—La marca de Cronos—Susurro Elethea—No se como pudo llegar al Olimpo.
—Las lanzó desde abajo—Rea beso la frente de su primogénita—Esas espadas tienen mente propia, las lanzas con un objetivo y se incrustaran en él sin importar donde esté.
—Que bien.
Elethea miró a su alrededor, se encontraba en el campamento, soltó un quejido al ver su vestido roto. Rea rodó los ojos y Dionisio soltó una carcajada.
—¿Qué hago aquí?
—Tu viniste, estabas herida y pensaste en un lugar seguro—Dijo Rea—Supervivencia.
—Pero—Dionisio miró a su hija—¿Por qué estás aquí y no con tu esposo? se supone que es tu lugar seguro.
—Estaba con él cuando me atacaron.
—¿Y?
—Estábamos hablando sobre que ama a Eleonora más que a mi.
—Auch.
—Si, "Auch", ¿Qué haces aquí, madre?
—Sucedió algo en el dominio de Hades, vine a decírselo a Dionisio para que te lo dijera pero ya estás aquí.
—¿Qué sucedió?
—El cuerpo de Eleonora desapareció.
—¿Qué?
—Fue robado.
La puerta fue abierta con brusquedad por parte de Meira que corrió hacia los brazos de Elethea que la abrazó con fuerza.
La rubia se alejó de repente y masculló una disculpa hacia Rea, que negó dulcemente.
—Escuche que estabas aquí—Dijo Meira—Y quise verte.
—Me alegro de verte Lucecita.
—Las cosas están mal, Ele, Michael es el líder de la cabaña y cuando Percy vuelva, iniciará la guerra.
Elethea miró a su madre y a Dionisio, ya era el momento, la última batalla. La Diosa se quedó en silencio, antes de aplaudir, sostuvo los hombros de Meira y comenzó a caminar hacia la salida.
