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El dolor de dos madres.
Apolo sonrió.
Mi cuerpo se erizó por completo, sus manos aun soltaban mi cuerpo y sus dedos trazaban el tatuaje que no podía ver, pero si tocar causando estragos en mí.
—Lindo.
—¿Lindo?
—Amas mas a mis hijos que yo, eso es mucho decir.
—Tus hijos son un rayo de alegría—Murmure—Lee es sin duda una excelencia en medicina, Michael es sumamente encantador y su destreza con el arco es inigualable, no tengo que decir que Meira es la niña mas dulce que he visto en mi vida, cada uno de tus hijos tiene algo de ti, que hace imposible no quererlos.
La sonrisa de Apolo creció más, sus ojos tenían ese brillo que había visto pocas veces, orgullo de un padre por sus hijos.
—Mañana me iré.
—Lo se.
—¿Cuándo volveré a verte?
—Me ves casi siempre, Ele—Susurro girándome, puso sus manos en mis mejillas y beso mi frente, cerré los ojos disfrutando el afecto tan intimo entre nosotros—¿Qué sucede?, ¿Tanto te gusta verme?
—Si, me gusta.
Apolo me miro sorprendido, no esperaba una respuesta tan sincera, soltó una leve risa.
—Que directa.
—No iba a mentirle al Dios de la verdad, ¿Dónde dormiré?
—Justo aquí.
—¿Y tú?
—Soy un Dios, no necesito dormir.
—Dormiremos juntos entonces.
—¿Estas invitándome a algo más?
—Apolo.
—Solo pregunto.
Tome su mano y nos arrastre a ambos a la cama, me acosté del lado derecho, y Apolo en el izquierdo ambos mirando al techo, había una leve distancia entre nosotros, pero sentí nuestras manos rozándose levemente.
No nos miramos, pero sentí como su mano se entrelazo con mi mano, su pulgar dando leve caricias en ella, mis ojos se humedecieron levemente.
Estoy asustada.
Realmente mayor parte del tiempo estoy asustada, y aunque parece que se lo que hago, no lo sé, solo me guio por instinto, por impulsividad, la gran mayoría de cosas que hago son poco racionales y estúpidas.
Pero a pesar del poco "tiempo" con Apolo, me sentía bien a su lado, estar junto a el así sea teniendo una conversación estúpida o rozando su piel se siente tan correcto y tan bien que me asustada por completo.