Extra 3.

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El renacer y las mentiras que siguieron tejiendo a su alrededor

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El renacer y las mentiras que siguieron tejiendo a su alrededor.

El Olimpo.

Templo de Apolo.

Sus pasos resonaron por todo el templo, sus ojos estaban perdidos en sus pensamientos, su padre, Zeus ya había declarado su molestia hacia él, por culpa de su enojo y tristeza una plaga había arrasado con todo un pueblo. Su templo se sentía vacío.

Sus queridas musas estaban junto al arroyo, algunas susurrando entre ellas, y otras en silencio mirando punto no especifico, El Dios del Sol se sintió algo culpable de aquello, su estado de ánimo estaba afectando a todos sus sirvientes, el Sol ya no brilla con la misma intensidad y las enfermedades aumentaban con fuerza.

Su hermosa musa de la comedia, Talia, estaba dormida en su habitación desde hace más de una semana, desde el día de la muerte de su adorada Eleonora.

Apolo tuvo que dormirla a recomendación de Calliope quien aseguró que no estaba en sus mejores cabales y que no haría un buen trabajo como musa, al menos no hasta que aprendiese a vivir con la muerte de quien Talia decía, su señora.

Aunque Calliope no era la más indicada para hablar, Apolo la había escuchado llorar al enterarse de la muerte de Eleonora, aunque no fuesen cercanas, Calliope se sintió identificada con la joven y su corazon se rompio al saber que murio por culpa de quien ella llamaba su hijo.

Al entrar a su sala de reuniones, Apolo frenó su paso al ver a su melliza, Artemisa sentada con gracia en los escalones de su trono, estaba miraba sus manos con una expresión triste.

—Artemisa.

Su melliza lo miró, sonriendo levemente, lo invitó a sentarse junto a ella, cosa que él hizo, su hermana tomó su mano, y la apretó con fuerza.

—¿Cómo estás?—Preguntó Artemisa sin mirarlo—¿Cómo lo estás manejando?

—Estoy bien.

—Madre está aquí.

—¿Por qué?, se supone que se quedaría en Delfos esta temporada.

—Se enteró por Afrodita de lo sucedido. Quiere ver como estas.

—Pues, perderá su tiempo—Susurro Apolo, adoraba a su madre pero estaba algo cansado de que todo el mundo le preguntaste como estaba, no iba a romperse, no era de cristal—Estoy bien.

—No está mal llorar, Apolo.

Deja vu.

—No he dicho que esté mal.

—Pero no lo haces.

—No hay más lágrimas en mi ser que pueda derramar, hermana.

—Siempre las hay.

ꜱᴛᴀʏ ᴡɪᴛʜ ᴍᴇ| ᴀᴘᴏʟᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora