Capítulo 1

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Las lágrimas de un padre

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Las lágrimas de un padre.

—¡Hades!

El dios del inframundo soltó un leve grito que escuche a la perfección estaba sentado en su trono ignorandome desde hace minutos, mis tacones resonaron en el suelo del inframundo, captando su atención por completo, tenía casi media hora frente a él esperando una respuesta que se negaba a darme.

Me miró con sus hermosos ojos de cachorro, mi rostro se relajó por completo, suspiré poniendo mi mano en su mejilla acariciando con lentitud.

—No me mires de esa forma—Susurre—Que seas mi hermano no significa que no pueda molestarme contigo.

—No estas molesta con los otros dos—Se quejó como un niño—No es mi culpa.

—Nico se marchó del campamento utilizando las sombras, tu poder, y ahora está en el laberinto que tanto dolores de cabeza nos da a mi y a Ariadna.

—Bueno, no estará solo.

—¿Quién está con él?

Hades desvió la mirada, mis joyas tintineaban al inclinarme hacia él, agarra su mandíbula sin poner mucha fuerza e hice que sus ojos volvieran a mirar.

—Percy Jackson, Annabeth Chase, el sátiro y el cíclope, entraron esta mañana al laberinto.

Solté un gimoteo bajo alejándome unos pasos, puse mi mano en mi cintura y otra en mi frente, mis niños, ¡Oh! ¿por qué no podían mantenerse alejados de los problemas?.

Hades se puso de pie, acercándose a mí, puso sus manos en mis mejillas besando mi frente.

—No te preocupes, son tus niños, tú los entrenaste, solo por ser tú quien los haya entrenado ya son los mejores, sobrevivirán.

Mis ojos miraron al hombre frente a mi, desde que la guerra de los titanes finalizó, y pude conocer por fin a mis hermanos, Hades siempre ha sido mi favorito, sus ojos brillan e iluminan mi vida. Mi hermano es sin duda, una de las razones por las cuales he hecho todo esto.

—Eres parte de mi alma—Susurre poniendo mi mano en su pecho—Mi dulce hermano menor.

—Tu presencia hizo falta hasta en los confines más oscuros de mi reino.

—¿Hades?

Ambos nos alejamos unos centímetros, mis ojos chocaron con unos hermosos ojos verdes tan parecidos a los de mi hermana menor Demeter.

Perséfone. Su presencia irradiaba una mezcla de poder y tranquilidad que me hizo sonreír. Su figura era imponente, pero no en un sentido intimidante; más bien, era reconfortante.

Sus rasgos faciales eran perfectos, como esculpidos por los dioses mismos. Sus ojos, profundos y penetrantes, parecían contener secretos ancestrales y conocimientos infinitos. Su cabello largo y oscuro caía en cascada sobre sus hombros, enmarcando su rostro con una especie de halo misterioso.

ꜱᴛᴀʏ ᴡɪᴛʜ ᴍᴇ| ᴀᴘᴏʟᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora