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La ira de un Dios y la guerra entre los dioses.
Elethea recostó su cabeza en su trono, respirando con brusquedad, al ser la Diosa protectora de los héroes y mestizos es normal que pueda sentir cada brusco sentimiento que estos tengan.
Y si están en guerra, Elethea lo sentirá con mas fuerza, sentirá cada herida, cada muerte cada rasguño, sentirá todo lo que les suceda a sus protegidos.
Los demás dioses guardaron silencio, esperando.
—Son muchos monstruos—Susurro Elethea—Demasiados, no...
—¿Qué sucede? —Pregunto Hera preocupada por su hermana mayor—¿Elethea?
—Luke Castellán lidera el bando enemigo—Elethea abrió sus ojos, Hera dio un respingo en su sitio al ver sus ojos brillar entre gris con verde y dorado puro—Los semidioses están listos para luchar.
—Oh, esto es tan trágico—Susurro Afrodita—Atacan a nuestros hijos.
—¿Por qué no se atreve a atacarnos a nosotros? —Mascullo Ares con rabia—Cobarde.
—No tiene el valor—Hablo Apolo con voz ronca, noto de reojo como Elethea se tenso a su lado—No tiene el valor suficiente para atacarnos porque sabe que perderá.
—Perderá de todas formas—Susurro Elethea cerrando sus ojos, sabiendo que Apolo no le respondería y que no debía de hablar—¡Bendito seamos!
Atenea se exalto al escuchar la exclamación de su tía quien sonreía con los ojos cerrados, Elethea no podía ver que sucedía, pero si sentir lo que sus protegidos sentían.
—Sienten felicidad, y esperanza—Susurro Elethea saboreando la victoria en sus labios—Eso solo significa que Percy y Annabeth han llegado.
Poseidón inflo su pecho con orgullo, que su hijo estuviese luchando lo enorgullecía por completo. Pero no pude decir nada al respecto porque Elethea se puso de pie alarmando a todos. Incluso a Apolo que se levantó con lentitud mirándola por primera vez.
La diosa se veía alterada y su mano izquierda comenzó a rascar su derecha con brusquedad.
—Meira—Susurro abriendo sus ojos, dio un paso al frente, pero fue detenida por Zeus que agarro su antebrazo con brusquedad—Quita tu asquerosa mano de mi brazo.
—No, Elethea, no intervinimos en asuntos de semidioses—Dije Zeus con molestia—¿Qué pensabas hacer?
—Ir a por a mi niña.
—¡No! ¡No nos metemos en asuntos de semidioses, entiéndelo de una puta vez, Elethea!
—Uno.
Todos se giraron levemente a ver a Apolo que miraba a su padre con una ceja alzada, Atenea se puso de pie, dando una mirada significativa a Hera, Apolo había comenzado a contar.