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Entre envenenamientos y otras cosas.
Fruncí el ceño mirando al nuevo "Jefe" del campamento, los últimas semanas desde que volví del hotel de loto han sido un caos por completo, el árbol de Thalia fue envenenado, causando que ahora seamos más propensos aun ataque, cosa que sucedió.
Sin el árbol, estábamos desprotegidos contra cualquier monstruo, lo peor es que, Quirón fue despedido, alguien de allá arriba, tomó esa decisión causando mi enojo, Quirón no ha hecho nada más que protegernos y entrenarnos.
Argos ya no está, y Dionisio se marchó a hacer uno se que, en no se donde, dejando a Tantalo, como el nuevo Jefe y director del campamento, Quirón destituido de su puesto, El tonto de Tantalo solo queriendo entrenar y entrenar a los ninos sin descanso estaba enloqueciendo, llegando al nivel, de que, o me asesinaba el o lo asesinaba yo a el.
—Eleonora.
Gire los ojos con frustración, me gire con una falsa sonrisa en mis labios, mirando a Tantalo.
—¿Sucede algo, Tantalo?
—¿Que hacen esos chicos?
Mire hacia donde señalaba a los hijos de Atenea que entraban a su cabaña con varios libros en las manos.
—Están buscando una solución para el árbol de Thalia.
—Deberían de estar entrenando.
—Lo haran despues.
—Deberían hacerlo ahora.
Agradezco a los dioses que justo en ese momento, Meira se acercó corriendo a mi, la alcé en brazos dándole la espalda a Tantalo, con mi pulgar le quite una mancha de chocolate que tenía en la mejilla, comenzando a caminar lejos de ese tonto.
—Nora, Lee me enseño a poner una venda.
—¿Ah sí?, eso es bueno—Susurre, llegando al comedor, tomando asiento aun con Meira en mis brazos, sentandola en mi regazo—¿Te agrada Lee?
—Si, es como un... super hermano mayor, aunque...—Me hizo señas para que me acercara para contarme un secreto—Michael es mi favorito.
—Que no escuche decir eso—Murmuré riendo levemente—Me alegra que estés feliz, Lucecita.
—¿Tu tambien lo estas?
—Si, ¿Por que lo preguntas?
—Antes estabas muy triste—Susurro poniendo sus dedos donde estaban mis ojeras—Tenias cosas negras debajo de los ojos, y llorabas mucho.
—Eso es porque alguien a quien yo quería mucho se fue.
—¿Y no lo volverás a ver?
Intenté tragarme el nudo en mi garganta, con mi mano acaricie el cabello rubio de Meira, le sonreí levemente, admirando sus hermosos ojos, antes de poder decirle algo más, Percy tomó asiento frente a mí, alcé una ceja mirándolo.