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Los ojos del alfa se abrieron ante semejante petición, la voz melosa y el fuerte olor estaban abrumandolo.

Quizás el lobo de Jimin estaba tomando posesión de el o influia en sus pensamientos, pues el olor detonaba excitación de parte del Omega.

Su miembro se endureció como una roca y su corazón se agito con fuerza cuando miro el desastre jadeante que era el Omega.

Sus mejillas estaban enrojecidas al igual que su nariz, sus ojos brillantes y sus labios pomposos estaban abiertos jadeando y expectantes.

— Jimin pero... Los cachorros...

— ¿Que hay con ellos?

— Los podemos lastimar, no hay apuro podemos espe...

— ¿Me estás rechazando?- El Omega habló de manera tosca alzando una ceja.

La verdad era que el libido de Jimin había aumentado desde que lo vio leyendo en la cama, ese alfa estaba tan bien proporcionado que imaginarselo en el acto era una completa locura.

— No lo hago, pienso en tu bienestar y el de los bebés.

— No lo haces, si lo hicieras sabrías que quiero esto y que ellos no saldrán afectados.

— Pues no lo sé, jamás he lidiado con un Omega embarazo no puedes culparme.- Aquello hizo sentir como un idiota al Omega, el mismo que sintió sus ojos aguarse.

¿Por qué tenía que ser tan sensible?.

— Lo siento, olvídalo - Salió de los brazos del alfa dándose la vuelta para dormir de espalda hacia el.

Mientras Jungkook odiaba ese instinto protector que lo hacía pensar en cualquier detalle antes de avanzar con el Omega, jamás se había sentido de esa manera con nadie, como si proteger a Jimin fuera lo más importante en su vida.

Se acostó del otro lado pensando en abrazarlo, en hacerle mimos en su vientre, pero era más que claro que el Omega no lo permitiría, pues su olor a vainilla se había tornado un poco ácido y podía sentir su enojo en las feromonas que soltaba de manera inconsciente.

Entonces cuando pensó que podría lidiar con eso y que se trataba de un simple berrinche, escuchó al lobo contrario aullar con tristeza.

Es todo, no podía negarle al Omega algo que realmente quería.

Rápidamente se dió la vuelta y se poso encima del Omega, tomo su cara y empezó a besar sus labios de manera intensa, saboreando los labios grueso y pasando la lengua por los mismos como si fueran el manjar más delicioso existente.

Los brazos del contrario rodearon su cuello y sus piernas se abrieron dándole paso entre ellas a su mayor perdición.

Las manos grandes del Omega bajaron de sus mejillas a sus muslos y los acarició  por encima del pantalón de pijama, dando palmadas en la cara interna de los mismos.

Jimin tenía una piel tan blanca que marcarlo con sus dedos y labios era ahora una necesidad para el.

Dió un último beso robándole un gemido involuntario al Omega, para bajar a su cuello y la fuente de su olor, entonces aspirar ese olor a vainilla y citricos fue un detonante para el, su alfa gruño con fuerza y su agarre en la piel de los muslos del Omega se volvió más fuerte.

En ese momento quería enterrarse en lo más profundo de su ser y llenarlo con su nudo hasta que quedará completamente seco.

— Hueles tan malditamente bien que juro que enloquecere solo con estar aquí - Murmuró en su cuello lamiendo el mismo de manera lasciva como si buscará hartarse del sabor de su piel.- Tu, los cachorros, tus feromonas ¿Es que acaso quieres matarme cariño?

Los omegas de Jeon [KM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora