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— Esto es lo único disponible, es habitable además de económico.

La mujer beta enseñaba el lugar con desagrado, era un espacio bastante reducido que solo contaba con una habitación, un baño y una pequeña cocina, todo tan viejo y deteriorado.

Las manchas de humedad estaban en la pared, al igual que el rechinido de la madera cuando soplaba la brisa, había un colchón en el suelo y el baño tenía los productos de aseó básicos y de pésima calidad.

Sin embargo aquello era lo único que el Omega podía permitirse pagar en esos momentos, además de que le alcanzaba para un poco de comida instantánea, debía buscar un empleo con rapidez, un mes pasaba volando y no tenía ahorros para pagar la mensualidad del espacio el mes próximo.

Aún así el castaño decidió esperar que su Omega curara sus moretones y sus heridas, afortunadamente la hinchazón había bajado, gracias a la rapidez con la que su lobo podía curar sus heridas, esperaba que para mañana solo quedaran pequeños rastros de los moretones para poder salir a buscar un trabajo.

— Está bien para mi- Finalizó el Omega sacando el dinero requerido para dárselo a la mujer, está asintió y le recordó ser puntual cada mes, para luego darse una vuelta e irse.

Un espació jamás se había sentido tan desolado, frío y horrible, como aquel, incluso podía escuchar los sonido de posibles roedores por el lugar

¿Por qué su vida tenía que ser así?

Desde que nació como un Omega su niñez era una constante pesadilla, era molestado en la escuela desde que empezó hasta que se graduó de ella, incluso en la universidad pensó que las cosas serían diferentes pero no fue así, las cosas siguieron siendo iguales e incluso peores, todo hasta que conoció a Yoongi.

Ser novio del popular alfa le había ayudado para que dejarán de molestarlo, el alfa había sido bondadoso y cariñoso con el desde el principio.

Le dijo innumerables palabras de amor e incluso fue su primera vez.

El Omega no olvidaba, no olvidaba aquella noche romántica en el auto del alfa, dónde se entregó por primera vez al deseó carnal de su parte humana, porque su lobo no reaccionaba casi nunca al alfa, en algún punto le preocupaba su lobo, sabía que estaba ahí pero era demasiado callado y tranquilo.

Hasta esa mañana dónde le mencionó al cachorro.

Jimin suspiró con cansancio y dejo la mochila en el suelo, cansado de su vida, de la mala suerte, de todo lo que a venido aguantando desde que tiene uso de razón.

Sentía que no podía más, y es que no había ningún propósito en su vida, había perdido la beca, no tenía trabajó, nisiquiera un vínculo con su padre alfa, no podía volver a la casa de sus padres por vergüenza, ahora no tenía un lugar estable ni comida.

¿Que podría darle a su cachorro?

¿Cómo podría siquiera tenerlo en esas condiciones?

Era demasiado irresponsable y egoísta de su parte traer un cachorrito al mundo sin tener las condiciones óptimas para su bienestar.

El llanto que tanto le había costado retener por tanto tiempo, finalmente explotó y dió paso a un mar de lágrimas y lamentos lleno de dolor arrepentimiento.

Odio ser un Omega, tan frágil e inservible

El debería ser alfa,  para ser un hombre respetado y que nunca lo pisotearan.

Pero no, ser Omega había sido lo peor que pudiera pasarle en la vida.

Decidido a llorar y sacar cada augurio que sintiera esa noche, el Omega se durmió de tanto llorar aquella fatídica noche.




Seoul era una ciudad bastante movida, las oportunidades de trabajo eran muchas aún que gracias al machismo existente por los alfas, los Omega hombres solo podían conseguir trabajos un poco miserables en cuanto al pago y al labor.

Meseros, camareros, personal de limpieza, sirvientes, vendedores ambulantes...

No se les otorgaba puestos administrativos o de mayor importancia en ningún negocio, así de machistas eran.

Jimin había caminando demasiado buscando de un local a otro, escuchando la misma respuesta en casi todos los locales.

"Lo siento contratamos solo omegas mujeres".

Por supuesto que contrataban solo omegas mujeres, si estas eran más sumisas que un Omega hombre, por lo tanto podrían manipularlas, explotandolas de trabajo e incluso estafarlas con el pago sin miedo a que se revelará o golpeara a algún superior.

Muy diferente a los omegas hombres, que a pesar de tener fama de sumisos e incubadoras humanas, eran hombres audaces capaces de enfrentar a un alfa, por eso les era más sencillo denigrarlos y humillarlos que aceptar que un Omega hombre era igual de fuerte que un alfa, claro que el alfa tenía la delantera en algunos aspectos pero aún así eran lobos fuertes y reprimidos.

Cansado de caminar el Omega decidió descansar en una parada de autobuses tratando de regular su respiración por el repentino cansancio que tenía, agradecía la brisa fría o de lo contrario el poco maquillaje que tenía, gracias a haber guardado aquellos cosméticos viejos que compro hace muchos meses, se derretiria con el sol.

El papel pegado en aquella parada de autobuses llamó su atención, y es que eran muy pocos los avisos de grandes empresas los que se veían pegados en lugares públicos, en este caso una de las mayores distribuidoras de comida de Corea, la compañía Jeon.

Se solicita asistente con experiencia, de preferencia Omega hombre.

Aquello había sido como una oportunidad mandada por el cielo.

La compañía Jeon quedaba a unas cuantas calles quizás cuatro o cinco.

Jimin sabía que seguramente no era el único tras aquel empleó, sin embargo por primera vez en el día quería ser optimista con el mismo, después de todo tocar la puerta no era entrar.

Así que nuevamente se puso de pie y respiro profundo antes de emprender camino hacia dicha compañía.



😌

Los omegas de Jeon [KM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora