"Con el fuego, entre el sudor y con las lágrimas, es como se forjan las almas"
Mientras Meredith y Alessandra entablaban una conversación en el umbral de la zona designada para la facción Ravceler, Corvus se adelantó en busca del Guía Elix, quién les había citado allí para comenzar a tratar el tema de la incorporación nueva, sin embargo, el chico no era bien acogido en ciertas facciones por ser un parias y como era de esperar uno de los integrantes de aquel grupo de forjadores se acercó a él, un tipo de estatura media con el pelo de color castaño con algunos mechones plateados, sus ojos contenían un iris del mismo color que el metal más puro, llevaba un delantal de cuero caoba y la camisa con las mangas recogidas aunque llenas de polvo férreo, con un martillo de un tamaño considerable que bien podría servir para forjar como para un combate, su rostro y actitud no parecían ser muy amistosas por lo que ya comenzó a llamar la atención de las dos acompañantes del cuervo blanco.
- ¡Eh! ¿Qué haces aquí? Este sitio no es para parias como tú, ya puedes llevar tu culo de cuervo blanco fuera de mi facción - Dijo el joven que se había acercado con el martillo.
- No vengo a verte a ti, Zadlan, así que no, no me voy de aquí - Respondió Corvus con tranquilidad y un tono sereno en su voz, clavando su mirada violácea en el contrario.
- No me has entendido, no te estoy dando una opción, es una orden y para ti soy Señor Zadlan Gormsson, no vuelvas a olvidar cual es tu sitio, a menos que...- Dijo sin poder terminar el Noruego ya que Alessandra y Meredith llegaron en ese momento debido al enfrentamiento verbal que estaba habiendo.
- ¿O qué cara chapa? Ten cuidado con como le hablas a Corvus, no estas a su altura - Interrumpió Alessandra esbozando una media sonrisa con una mirada de infravaloración hacia el contrario, por su parte, Meredith se acercó a Corvus mirándole con preocupación, no entendía ese nivel de odio hacia él por parte de la gente y además era algo que comenzaba a irritarla bastante.
- Tú no te metas Ravenmoon, esto no va contigo, es con ese - Las palabras de aquella frase se podían escuchar cada vez con más odio a medida que iba acercándose para referirse a Corvus.
Alessandra dio un paso hacia delante clavando su mirada bicolor sobre los férreos de Zadlan a punto de entablar un combate con él, sin embargo, en aquel momento, Corvus llevó su mano a la de su amiga para pararla dejando la otra agarrando la de Meredith con firmeza, como si estuviera tratando de retener sus instintos a lo que la castaña respondió colocando su otra mano libre en la de él consiguiendo calmarle.
- Vamos Gorrión, no merece la pena, vendré luego a buscar al Guía Elix - Corvus trataba de convencer a su mejor amiga tratando de quitarle hierro al asunto -Estoy acostumbrado a que me traten así, pero responder sería darles la razón que importa lo que me digan o traten y ambos sabemos que eso no es verdad, por favor...-
Alessandra hizo acopio de sus fuerzas para aguantar las ganas de soltar el primer golpe al contrario pero su amigo tenía razón y por ello chasqueó la lengua haciendo un gesto pasando su dedo indice por la garganta, en su rostro se podía ver que aquello no terminaría ahí pero que por el momento lo dejaría pasar. Los tres comenzaron a llevar sus pasos fuera de la zona reservada para la facción cuando a medio camino los instintos de Alessandra se activaron al notar como un objeto se dirigía hacia Corvus, parándolo antes de que impactase con una de sus dagas.
- Que los dioses se apiaden de tu alma porque te voy a mandar con ellos - Dijo Alessandra con rabia, mirando el objeto metálico que dejó caer al suelo a la par que llevaba ahora su mirada a su contrincante.
Todo comenzó a suceder de manera lentamente para los ojos de Meredith que no fue capaz de reaccionar ante lo que estaba por venir, Alessandra se lanzaba contra el enemigo, Corvus intentaba llegar hasta su amiga para pararla, la gente del alrededor miraba estupefacta la reacción de la Volkaelvi que desenfundaba su otra daga, Zadlan preparaba su martillo a la vez que en su mano derecha hacia aparecer un gran escudo metálico sustituyendo el brazo por este arma defensiva, sin embargo, antes de que la pelinegra pudiese llegar hasta el contrario un muro de agua se impuso entre ambos contendientes frenando el combate de manera inmediata, Meredith volvió a respirar notando como su corazón latía con normalidad nuevamente, Corvus pudo llegar entonces hasta Alessandra, colocando su mano sobre la de ella con un gesto que solo ella entendería para que se calmase llegando a negar con la cabeza un par de veces.
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Desierto de Sombras
FantasíaEn un mundo donde los seres humanos viven tranquilos, hay quien vela por ellos en secreto desde hace demasiado tiempo. Ellos son los clanes que guardan al mundo de aquellas pesadillas, sueños y fantasías que tan solo creemos que son cuentos para dor...