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"En nuestro interior viven dos entes, pero solo quien doma a ambos se encuentra realmente equilibrado."

Meredith hacia ya tres horas que se encontraba en la operación, los pensamientos de todos se encontraban en ella y en los enemigos que se habían atrevido a pasearse por los terrenos de los cuervos. Al cabo de un largo tiempo Morgana y Elcia salieron de la sala de operaciones hablando en voz baja entre ellas, el resto al verlas se acercaron rápidamente para saber más sobre Meredith a lo que antes que alguna pudiera decir algo, la chica apareció con casi todo el cuerpo vendado, sedada y en una camilla que llevaron a una zona de observación para seguir controlándola, Corvus fue directo a la cama de Mer para no volver a separarse de ella, tomando su mano con delicadeza entre las suya, pegando sus labios al dorso vendado de la chica, mirándola unos segundo con el corazón encogido por su estado.

Alessandra y Zafinna se quedaron con Morgana y Elcia para saber más mientras Gideon se acercó a Corvus, su mayor enemigo, colocando su diestra sobre el hombro izquierdo del peliblanco para intentar reconfortarlo o darle ánimos sabiendo que nada de aquello podría aliviar su dolor.

- Le prometí que ya no volvería a sufrir más, que siempre la protegería...se lo prometí...- Dijo Corvus con la voz rota.

- Se lo haremos pagar Corvus, tenlo por seguro, pagarán lo que le han hecho - Aquellas palabras de Gideon sonaron como una promesa en la mente de Corvus.

Morgana miraba a Corvus sabiendo que aquello le dolía más que a nadie y tendiendo en cuenta que la chica podía sentir todo aquello que su amiga sentía, incluyendo el dolor de su cuerpo, el cual aguantaba estoica como su propia flagelación, sin quejas, sin dejar que nadie se diera cuenta para así no volver a descuidarse nunca más.

- Está fuera de peligro, es una chica muy fuerte - Comentó Elcia.

- Entonces...¿Saldrá de esta? - Preguntó Zafinna.

- Si, ahora solo queda ver las secuelas que le quedan...- Morgana hablaba sin quitar sus ojos de encima de Meredith.

- Eso es lo que me preocupa, es una chica fuerte pero si esto le provoca que se encierre en sí misma por el miedo a combatir de nuevo...podemos perderla - Respondió Alessandra dándose cuenta de la mirada de Morgana. - Morgana ¿Podemos hablar un momento en privado? - Preguntó Alessandra.

- ¿Qué? mm...si, claro, Elcia muchas gracias por tu ayuda, te debo mucho por ayudar a mi hermana - Dijo Morgana preparándose para seguir a Alessandra.

- Zafinna, gracias por tu apoyo, nos vemos luego ¿Vale? Creo que tenemos un tema que tratar - Dijo Alessandra antes de tomar la mano de Morgana para llevarla a una zona más privada. - Gracias a tí también por toda tu ayuda Elcia, Meredith es importante para nosotras - Terminó de decir la de cabello estrellado mientras se llevaba a Morgana consigo.

- No hay que darlas, fue un placer ayudar - Dijo con una voz que embaucaba por su tono y melodía Elcia.

Alessandra se llevó de la mano a Morgana hasta su cuarto, dejando entrar primero a la chica enmascarada a la habitación, cerrando la puerta con llave tras ellas. Morgana seguía intentando mantenerse estoica ante la situación, sin mostrar dolor o algo que la delatase como sufrimiento. Alessandra entonces se acercó mirándola a los ojos, clavando su mirada felina en los de la chica enmascarada. Morgana la miraba sin entender nada, aquella actitud de la morena le resultaba distinta pero a la vez conocida. Alessandra llegó hasta ella pasando sus manos por las caderas de su amiga, abrazándola con cuidado, colocando su diestra en la nuca de ella y la zurda al final de la espalda de la chica.

- ¿Alessandra? ¿Qué...Qué haces? - Preguntó desconcertada Morgana.

- Shh...Déjalo salir...Este es un lugar seguro - Dijo con voz suave y melodiosa Alessandra.

Desierto de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora