"El agua puede tomar infinidad de formas, así como los sentimientos, en nuestra mano está como queremos ser".
No hacía mucho que Corvus dejó a Meredith en su habitación descansando cuando al bajar el chico unas escaleras puedo ver, a través de una ventana, a Morgana en uno de los balcones de la fortaleza. Corvus preocupado tomó la decisión de ir a verla y asegurarse que su amiga se encontraba bien. En cuanto llegó hasta ella se pudo dar cuenta que la máscara de Morgana se encontraba a un lado de la joven, apoyada con el rostro porcelanoso hacia arriba, por ello y sabiendo lo importante que era para ella llevar puesta esa máscara, Corvus se paró a unos pasos de su amiga, simulando una tos falsa que la avisase que el chico estaba allí.
- Morgana ¿Estás bien? Ya es hora de ir a dormir, el sol está saliendo - Dijo Corvus para comenzar a entablar una conversación.
- Corvus...- Fue lo único que dijo la chica mientras volví a ponerse su máscara, escondiéndose tras ella. - Lo sé, solo...solo quiero quedarme un rato más, por favor - Contestó Morgana con un tono alicaído.
Corvus terminó de acercarse hasta su amiga, quedando así a su lado, observando el mar junto a ella con el amanecer terminando de salir, dejando que los rayos de sol calentasen la oscura piedra del Nido.
- ¿Qué ocurre Morgana? Dime quién te ofendió y lo convertiré en abono para el bosque - Corvus dijo aquello con un tono divertido, pero ambos sabían que el chico era capaz de hacerlo por ella.
- ¿Crees que algún día podré volver al mar? Yo, que no soy una huérfana, en realidad es como si lo fuese...todo mi mundo estaba allí abajo...a veces escucho las olas desde mi cama, escucho al mar llamándome, pero cuando me acerco...- La melancolía era palpable en las palabras de Morgana.
- No lo sé mi querida Morgana y sé que echas de menos tu hogar y a tu familia...ojalá pudiese arreglar eso pero ahora eres la navegante y timonel del barco de nuestro equipo, alomejor no es mucho, pero con nosotros siempre tendrás un hogar - Dijo Corvus pasando su brazo izquierdo por encima de los hombros de la chica.
Morgana se dejó abrazar por su amigo, apoyando lateralmente la cabeza sobre el hombro de el chico, sin dejar de mirar el mar con añoranza. Corvus observaba al mar con algo de frustración por no poder hacer algo que ayudase a su amiga, alguien sumamente querida por el peliblanco. En un momento Corvus se giró hacia Morgana para mirarla a los ojos, dejando sus manos en la espalda de ella. Morgana le miró un instante, en sus ojos se podía vislumbrar la pena y el dolor que volvían vidriosos su ojos.
- Sois mi hogar Corvus, mi familia, pero la que yo elijo...solo quisiera ver a mi madre, abrazarla y que me diga que me quiere, ver a mi padre y que sienta orgullo de su hija...ver a mi Nana, que me trence el pelo y me canté una canción del mar...pero no puedo...es tan injusto ¿Tan mala soy como para que ni me manden una carta por mi cumpleaños? - La voz de Morgana sonaba rota a medida que hablaba.
- Escúchame bien Morgana, tu no tienes nada de malo, eres la persona más buena que he conocido jamás, tu corazón es tan grande que este mundo debería adorarlo como un religión, eres una de la personas más sobre protectora que he conocido en mi vida y además tu inteligencia solo es igualada por tu inmenso poder...si no saben ver eso, si no entienden que eres un tesoro que proteger y salvaguardar, entonces no tienen derecho a ser familia...yo daría todo lo que tengo por compartir la misma sangre que tu ¿Entiendes eso? Jamás vuelvas a menospreciare porque eres una persona fascinantemente increíble, incluso Alessandra te respeta solo por quién eres y eso no es nada fácil. - Corvus dirigió aquellas palabras con una voz fraternal, incluso paternal.
En un momento Morgana apoyó su rostro enmascarado sobre el pecho de Corvus, aguantando las ganas de llorar, de romperse por unas personas a las que no veía desde que tenía doce años. Corvus en ese momento la abrazó como solo una vez lo hizo cuando eran pequeños, el día que Morgana obtuvo su máscara.
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Desierto de Sombras
FantasyEn un mundo donde los seres humanos viven tranquilos, hay quien vela por ellos en secreto desde hace demasiado tiempo. Ellos son los clanes que guardan al mundo de aquellas pesadillas, sueños y fantasías que tan solo creemos que son cuentos para dor...