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"Y es en las estrellas donde los soñadores, escritores, y eruditos, buscan el amor de una paz dentro del misticismo"

El sol comenzaba a esconderse tras el horizonte del océano donde se perdía su luz cálida, la noche comenzaba a entrar como una nueva amiga y a la vez conocida, con su manto de estrellas y su Luna, con reflejo en la salina. Corvus se encontraba en el acantilado donde una vez se erigió un castillo imponente lleno de vida, Alessandra se encontraba en la hoguera preparando algo de comer para todos y Morgana estaba con Corvus, hablando de algo.

Meredith despertó de su sueño plácido, frotándose los ojos y con una expresión alegre que una vez casi había borrado, miró a Alessandra sin decir nada, solo elevando su mano y saludando con entusiasmo, sin darse cuenta de que no llevaba ropa.

- ¿Has descansado bien Bella Durmiente? Parecía que tenías sueño - Dijo Alessandra saludándola.

- Hmm...Si...¿Cuanto he dormido? - Preguntó Meredith algo desorientada.

- Todo un día señorita y no te imaginas como roncas - Dijo Alessandra.

Meredith negó con la cabeza avergonzada, ella misma no sabía ni que roncaba pero solo de pensar que sus amigas y Corvus la habían escuchado roncar sus mejillas tornaron en un rojo intenso, llevó sus manos para taparse la cara, dejando que varios de sus mechones cayesen por su rostro y manos.

Alessandra se levantó entonces, mientras seguía metiéndose con la chica por los ruidos que realmente no emitía al dormir, se agachó hasta Meredith y esta se quitó las manos del rostro, pensando que le echaría la bronca o quizás le daría con el puño en el hombro, sin embargo, Alessandra simplemente la abrazó.

- Me habías asustado ¿Sabes? No vuelvas a hacerlo, Tontedith...me dolería mucho perderte - Dijo en voz baja a la chica mientras la abrazaba.

Meredith se quedó impactada por un instante, Alessandra no daba abrazos a nadie, de hecho nadie podía tocarla sin su permiso o serían golpeados, pero en aquel momento, la chica de cabello estrellado estaba abrazándola y una alegría inmensa recorrió el cuerpo de Meredith haciendo que sonriera como nunca.

- Te lo prometo, nunca más...- Dijo Meredith prometiendo algo que ni ella sabía si podría cumplirlo pero que aún así sentía la necesidad de hacerlo.

Alessandra se separó un poco de ella mirándola a los ojos, colocando sus manos sobre los hombros de Meredith, esbozando una sonrisa que no acostumbraba a dibujar en su rostro, pero con ella no todo sería cariño, en parte la había preocupado deliberadamente, le había dado tal susto a la chica que incluso mantuvo un combate con Corvus que perdió nuevamente, aquello le quemaba por dentro a Alessandra y entonces su rostro mostró uno más oscuro.

- Por tu bien...no vuelvas a hacerlo, Tontedith o seré yo quién acabe contigo la próxima vez ¿Entendido? - Dijo Alessandra con un tono de voz oscuro igual que su expresión.

La sangre de Meredith pareció haberse helado en ese momento, verla pasar de ser un dulce cariñoso a una encarnación de la oscuridad era algo, que para otros podría haber sido normal, pero para ella que apenas la conocía en realidad, era algo tétrico y lo peor fue que para sellar aquel trato verbal y como reprimenda posiblemente, Alessandra, sin soltar los hombros de Meredith, le asestó un cabezazo a la castaña sin previo aviso, dejándola mareada por un momento, con una expresión cómica y boba a la vez.

- Y eso para que no se te olvide nunca más, que las palabras se las lleva el viento pero un cabezazo es para siempre - Dijo ya más calmada y sonriente Alessandra.

Meredith volvió en sí casi al momento, llevándose la mano a la frente con expresión de dolor, frotándola mientras miraba a Alessandra que había vuelto a su puesto, preparando algo de comer para el equipo. Una vez que Meredith se aseguró que no tenía ninguna herida en la cabeza o protuberancia producida por el cabezazo de su amiga, se levantó estirándose, dándose cuenta entonces que no tenía nada de ropa puesta y tapándose rápidamente con la manta de nuevo.

Desierto de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora