"Cocinar es el arte de crear algo único con sabores tan diferentes que en su conjunto sean tan armoniosos como para llegar al alma llenando el estómago."
Blardum miraba a las chicas con una expresión agria, frunciendo el ceño con desconfianza, debido a su carácter hastío por lo vivido a lo largo de las penurias de su pueblo, la mirada penetrante del color esmeralda del mayor solo era equiparable a su inmensa belleza pese a las canosos cabellos rizados que adornaban su cabeza con el paso del tiempo en su cuerpo, sin embargo, lo que más impactó a Meredith era su tamaño, un ser al que se le podía apreciar una fuerte musculatura pero con la medida de uno con cincuenta.
Morgana fue quien se acercó primero para hablar con él, llevándose rápidamente un golpe en la tibia con un utensilio de cocina metálico con el que servían las sopas, dejando la chica un sonoro alarido de dolor, Mer, que no esperaba aquello quiso ayudar a su amigo y mantener la calma, recibiendo entonces otro golpe por parte del chef en la cabeza con el mismo utensilio lo que hizo que el resto de Dryamas comenzasen a reír.
- ¡Ay! ¿Por qué has hecho eso? - Preguntó dolorida Meredith.
- Eso es...no hemos hecho nada malo - Apoyó Morgana.
- ¿No? Entráis en mi cocina sin pedir permiso, con aires de grandeza moviendo vuestras túnicas interrumpiendo nuestro trabajo y todavía osáis haceros las dignas - Dijo Blardum asestando a Mer con el cucharón en la tibia y a Morgana en el mismo sitio. - ¿Es que vuestros guías no os han enseñado modales señoritas? Pues Blardum lo hará - Terminó de decir el chef.
- ¡Ay! ¡Para para! - Fue lo único que llegó a pronunciar Meredith antes de recibir otro golpe.
- ¡Maldito Dryamas! ¡Te voy a...!- Dijo Morgana enfadada antes de recibir el segundo golpe seguido.
Antes que todo aquello fuese a más, otra Dryamas, de cuerpo esbelto y marcado como si levantase pesas cada día, de ojos rubís, con una expresión maternal y un largo cabello plateado se interpuso entre las chicas y el cocinero, levantando un dedo con firmeza que hizo a Blardum parar al instante, llegando incluso a hacerse un silencio sepulcral.
- Blardum Dryalim suelta ese cucharon inmediatamente pedazo de alcornoque vejestorio de madera raída antes que termines comiéndotelo - Dijo la Dryamas con un tono de voz imponente.
- Pero Attish, ellas empezaron - Replicó Blardum.
- ¡Eso es mentira viejo enervado! - Contestó Morgana.
- ¿Me llamas mentiroso? Todavía te comes el cucharon niña deslenguada - Enfrentó Blardum.
- Venga, cara piedra, esta vez te vas a enterar - Contestó Morgana.
Meredith entonces sujetó a Morgana para que no hiciera una tontería que pudiera costar un problema más serio, Blardum dibujaba en su rostro una expresión amargada dispuesto a golpear de nuevo a la chica, pero Attish dio un fuerte pisotón en el suelo haciendo que todos los cimientos se moviesen con el retumbar.
- Pues lo termino yo viejo andrajoso, no se trata así a los cuervos ¿Que te dijeron la última vez maese Andrómeda por pegar a los chicos sin motivo real? - Preguntó Attish
- Pero esta vez si que tenía motivos cariño - Replicó Blardum.
- Ni pero ni peras ni manzanas ¿Que te dijo? - Impuso Attish.
- Que me cortaría en pedacitos lentamente y me daría de comer a los cerdos para luego abonar un campo donde solo creciesen cardos y que usaría su poder para sintiera el proceso entero - Contestó el anciano sin mucho ánimo.
- Pues eso y esta vez no te defenderé, primero uno pregunta y luego mira a ver que pasa - Dijo Attish. - Decidnos queridas ¿Qué os trae por las cocinas? ¡El resto, a vuestro trabajo YA! - Terminó de decir la Dryamas.
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Desierto de Sombras
FantasyEn un mundo donde los seres humanos viven tranquilos, hay quien vela por ellos en secreto desde hace demasiado tiempo. Ellos son los clanes que guardan al mundo de aquellas pesadillas, sueños y fantasías que tan solo creemos que son cuentos para dor...