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"Todas las llaves abren una puerta, solo tenemos que encontrar la cerradura adecuada para seguir adelante y dejar atrás el pasado."

Alessandra comenzó a tirar del grupo, sabiendo que debían despertar a Corvus para poder salir de allí, para poder escapar del mundo de las pesadillas y por supuesto, volver a la lucha. Orlok, aún abatido por lo que habían visto sus ojos en la mente de Corvus, hizo acopio de sus fuerzas junto a Paknar para levantar a Gideon y así ponerse todos en marcha. La nada estaba volviendo a tomar tras ellos el lugar, dejando un nuevo recuerdo cambiando, esta vez, la llegada de Corvus en shock, al Nido de Cuervos. Todos fueron testigos de como Gideon pedía explicaciones de todo el mundo mirando sin entender nada, a los maestres y guías llegando raudos para llevarse al chico de cabellos blancos.

Alessandra pudo verse así misma de pequeña con el rostro descompuesto, horrorizada por ver tanta sangre en su amigo, escuchando como la gente comenzaba a cuchichear llamándole asesino. El resto del grupo seguían de cerca a Corvus y el resto, escuchando todo lo que decían del chico, entendiendo entre susurros algunas barbaridades propias de personas sin corazón. Cuando llegaron a una sala en concreto, vacía, tan solo con una silla donde sentaron al chico, todos pudieron ver como quienes debían guiarle y protegerle, le intentaban sacar la información a golpes y gritos, incluso los maestres eran demasiado duros con Corvus, quien parecía no mostrarse afectado por ello, sin decir ni una palabra.

- ¿Pero qué están haciendo? - Preguntó Morgana horrorizada.

- Son unas bestias ¿Cómo pueden tratarle así? - Increpó Meredith.

- Porque es un soldado de operaciones especiales, tienen que hacerlo ya que todo su entrenamiento es para aguantar esto, calmaos - Respondió Gideon.

- ¿Qué nos calmemos Gideon? Mira como le están tratando después de todo, esta no es la manera - Dijo Alessandra.

- ¿Prefieres que llamen a un Capellán? O mejor, a un inquisidor, para que le saquen la información con torturas...a veces sois unos cuervos demasiado blandos, recordad que somos la última línea de defensa, nosotros luchamos contra el mal, cada vez que salimos de misión debemos matar, resistir inclemencias meteorológicas, noches sin dormir, per...perdidas irreparables...os recuerdo que somos soldados, comportaos como tal - Respondió Gideon con firmeza en sus palabras, intentando sonar frío.

Después de aquello nadie dijo nada más, tan solo seguían mirando la escena, viendo como a Corvus le arrancaban sus recuerdos de aquella misión a la fuerza, unos recuerdos que él mismo había cambiado para que nadie supiera lo ocurrido. De nuevo el recuerdo cambió mostrando al chico semanas después siendo increpado por todo el mundo, siendo llamado asesino, despojo y como incluso llegaban a lanzarle piedras, actos que el mismo Corvus jamás respondió.

De nuevo, todos vieron a un Gideon enfadado acercarse al chico, increpándole con frases como "¿Vas a llorarle a tu madre? Ah que no tienes porque ni ella te soportaba" o "Los asesinos como tu deberían estar abandonados en el bosque sin manos para que te devoren las bestias", incluso cuando Alessandra le defendía Corvus se mantenía estoico enmascarando que todo aquello no le dolía para después verse al chico en el acantilado, frente al monumento a sus amigos caídos, de rodillas llorando.

- Te das cuenta ¿Verdad Gideon? el único monstruo que hay aquí eres tu - Dijo Alessandra con la lengua más afilada, envenenada y fría posible.

- Para Alessandra, no es el momento, tenemos que buscar la forma de...- Intentó parar Paknar la conversación.

- No vuelvas a interrumpirme - Respondió con sombría Alessandra, con una expresión que helaba el alma. - Has estado años increpándole, riéndote porque fuese huérfano, llamándole asesino cuando el único asesino aquí era tu hermanito, años de desprecios poniendo a todo el mundo en su contra - Proseguía la chica con rabia.

Desierto de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora