Siento un peso sobre mí que me obliga a abrir los ojos. Noah tiene su cabeza apoyada en mi pecho y su pierna derecha aplasta las mías, le acaricio su cabello y comienzo a llamarlo por su nombre, pero como siempre no despierta. Odio tener que despertarlo porque sé que no duerme mucho debido a su profesión, es un adicto al trabajo y su mayor prioridad.
Me encantaría ser la prioridad de Noah, que me quiera de la misma forma que quiere a su trabajo, últimamente no sé que estamos haciendo pero no nos estamos comportando como dos personas que solo tienen sexo. Estoy experimentando sentimientos nuevos por él y me asustan, no lo dejo de pensar, constantemente mi cabeza recuerda todo lo que hemos hecho juntos y quiero pasar la mayor cantidad de tiempo con él, ya que para mí nunca es suficiente.
Mi teléfono suena avisandome de una llamada, como una serpiente me muevo para salir debajo de Noah y alcanzar el móvil de mi mesita de noche. Es un número desconocido.
— ¿Hola? — contesto. Nadie responde al otro lado. — ¿Hola? ¿Quién es? — Vuelvo a insistir y la llamada se corta. Que extraño.
— ¿Quién era? — Noah se remueve en la cama y abre sus ojos.
— No lo sé, la llamada se cortó. — explico. — Buenos días, querido. — digo acercándome a él y lo beso en la mejilla.
— Buenos días, nena. Quiero mi beso en la boca.
— Será después de cepillarnos los dientes, bello durmiente. — Noah se ríe de mi respuesta.
— ¿Asi que soy bello cuando duermo?
— Mucho. — confieso.
— No puedes decirle a un hombre que es bello, eso está mal. Soy jodidamente sexy, ragazza.
— Para mí si te ves bello durmiendo y no hay discusión, Dr Egocéntrico.
— No le digas a nadie que me dijiste bello.
— También eres hermoso. — digo para molestarlo. Aunque este hombre en serio es hermoso.
— Nena eso es peor, no lo repitas otra vez. — dice levantándose de la cama solo con un pantalón de pijama que dejó en mi closet hace unos días. — Será mejor que vaya a hacer el desayuno para ambos.
Ay no. Tengo hambre y mi cuerpo necesita algo comestible.
— Lo hago yo, no te preocupes. — le digo imitando su acción, debo llegar a la cocina primero que él.
— Kiara, quédate en la cama. Déjame hacerlo yo y consentirte. Te dije que nos fuéramos a mi casa, tendríamos el desayuno preparado por James.
Que me haga el desayuno no es consentirme. Noah cocina realmente mal y no se da cuenta.
— Kima y Duque no están acostumbrados a estar en tu casa, Noah. Lo sabes. — le recuerdo. Me acerco a él y comienzo a besar su barbilla y cuello. — Además Aiden está ahí y no me apetece darle un espectáculo a sus oídos con lo ruidosos que nos ponemos.
— Sabes que podría haberlo echado de mi casa a patadas, nena. — Ignoro su comentario y sigo besándolo, no me apetece hablar de su gemelo. Esta vez bajo hasta su pecho y meto mi mano dentro de su pantalón. — ¿Quieres que nos pongamos ruidosos otra vez?
— Mmm...mmh. — vocalizo afirmando con mi cabeza mientras lleno de besos su torso.
Noah jadea y baja su pantalón para que pueda tocarlo de mejor manera. Su respiración se acelera.
— ¿Me quieres en tu boca como desayuno, ragazza? — Afirmo con la cabeza nuevamente sin hablar.
Definitivamente sí. Es mucho mejor que comer la comida hecha por él, aunque se esfuerza, rara vez se puede comer lo prepara e intento no decirle que es un desastre.
ESTÁS LEYENDO
ENTRE PERROS Y DOCTORES©
Romance- ¿Estás loco? Cómo es que tienes a ese perro sin una correa. - ¿Disculpa? ¿loco yo? Boss sólo quería saludar, fue tu pequeña rata la que lo atacó primero. - ¿Quien te crees que eres maldito estúpido para decirle rata a mi yorkie? - Tú realmente er...